“La fuerte corriente del río se me llevó más de veinte gallinas y tres cerdos. Rogamos a nuestro patrono San Bartolomé para que las aguas bajen”, relataba Marisol, habitante del recinto Macul, sobre los momentos de terror que vivió tras la fuerte creciente del río, que se llevó sus aves de corral y cultivos de arroz y maíz.

En los recintos afectados como Las Habras, Los Limos de Adentro, La Corona, Rinconada, Macul de Adentro, entre otros, las familias afectadas se niegan a salir de esas tierras y se han alojado en casas acogientes.

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Equipos de socorro llegaron a zonas inundadas y entregaron raciones alimenticias.

“Esperamos que nos sigan ayudando porque no hay trabajo en el campo y estamos aislados. Si almorzamos no merendamos, el río y los aguaceros siguen. Hasta la iglesia evangélica de nuestro recinto está bajo agua”, lamentó Sara Rodríguez, habitante de Rinconada.

Byron Vulgarín, jefe de la Unidad de Gestión de Riesgos del Municipio de Palestina, dijo a EXPRESO que son 300 familias las afectadas en esos recintos y que monitorean la situación.

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