Las noticias con relación al coronavirus en Quito tienen dos caras. Mientras en la noche del lunes se anunciaba la llegada de 5.000 pruebas para diagnosticar el virus y evitar su propagación, ayer varios ciudadanos decidieron relajar, aún más, las medidas de aislamiento dispuestas por las autoridades nacionales y seccionales, pese a que estas continúan vigentes.

Bastaba con permanecer unos minutos en cualquiera de las intersecciones de las avenidas principales de la ciudad para constatar que el tránsito de personas y automotores, sin llegar a ser igual al de un día normal, aumentó significativamente con relación a las dos primeras semanas de la cuarentena. A nadie le faltó una justificación para haber decidido salir a la calle.

El lunes último, el presidente Lenín Moreno ya calificó a esta situación como “preocupante y peligrosa”. Según el mandatario, en la última semana la movilidad de personas y automotores se incrementó en un 16,5% en la capital y el 17,7% en Guayaquil.

“La alerta es clara: si bajamos la guardia se perderán vidas. ¡No lo podemos permitir! ¡#QuédateEnCasa en todo momento! #AEcuadorLoSacamosTodos”, escribió el presidente a través de sus redes sociales.

Pero el mensaje cala cada vez menos entre los ciudadanos. En un breve recorrido por las avenidas Seis de Diciembre y El Inca, en el norte de la ciudad, EXPRESO encontró ayer a decenas de vendedores informales y ciudadanos que buscaban abastecerse de productos de primera necesidad. Algunos llegaban en vehículos ocupados por hasta cuatro pasajeros.

El viernes pasado en este sector se registró un incidente entre comerciantes que con objetos cortopunzantes se disputaban los espacios especialmente en los alrededores de las entidades bancarias y supermercados del sector. Ayer el ambiente era de tensión. “Ya no tenemos para comer, estamos obligados a trabajar”, gritaba un vendedor de queso.

A pocos metros, agentes de Tránsito observaban a los vehículos autorizados para circular los martes (placas 3 y 4) y paraban a aquellos que incumplían con la calendarización, aunque la mayoría lograba pasar el control. “El que tiene el salvoconducto está haciendo mal uso del documento”, justificó un policía metropolitano.

Según cifras de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) entre el 17 de marzo, que inició la emergencia sanitaria, hasta el 20 de abril se emitieron 5.376 citaciones dentro de los operativos por la restricción vehicular.

Debido a las aglomeración de personas en varios puntos, las autoridades municipales han decidido el cierre de algunos mercados de Quito: el último el de San Roque en el que se registran dos casos positivos de COVID-19. De los 56 mercados que tiene Quito, solo una decena permanecen abiertos con restricciones.

Según el último reporte del Ministerio de Salud Pública (MSP) hasta ayer en la provincia de Pichincha se registraban 868 casos positivos de COVID-19. El 92% se concentran en el cantón Quito. Iñaquito, en el norte, Belisario Quevedo en el centro norte y Chillogallo, en el sur, son las parroquias que más casos tienen.

El alcalde de la ciudad, Jorge Yunda, se muestra preocupado por esta suerte de “relajación” que viene experimentando la ciudad desde inicios de este mes por lo que las autoridades no descartan que exista un crecimiento importante de los contagios, incluso empiezan a prepararse para el peor escenario como informó EXPRESO a mediados de abril.

Con el apoyo de el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Cruz Roja se adecúa un centro de atención temporal para pacientes con síntomas leves y moderados del coronavirus que contará con más de 300 camas en el antiguo Aeropuerto Mariscal Sucre.

A pocos metros, en el parque Bicentenario desde la semana pasada se ubicaron cinco contenedores refrigerados con los que se busca evitar el colapso de la morgue de la ciudad en caso de que se incremente el número de víctimas mortales en Quito que hasta el momento tiene oficialmente más de 30 fallecidos por coronavirus.

La prioridad es para la primera línea de combate

El Municipio de Quito recibió la noche del lunes un cargamento con 5.000 pruebas de detección del coronavirus provenientes de Corea del Sur.

Se tiene previsto que en los próximos días lleguen 200.000 test más para la ciudad. El objetivo, de acuerdo a las autoridades de la ciudad, es llegar al millón en el mediano plazo.

El secretario de Salud del Municipio, Lenin Mantilla, informó que inmediatamente se empezará a capacitar a un grupo de personas en el manejo de estas pruebas.

Según la programación del Municipio, serán las personas que están en la primera línea de combate las que se someterán al test, es decir, policías, militares y personal médico.