En La Puntilla, parroquia urbana del cantón Samborondón, los comicios iniciaron con contratiempos. Eran las 09:00 y en varias juntas —de las tres instituciones educativas en las que se instalaron recintos electorales— no arrancaba el proceso, debido a la ausencia de sus miembros.

Los cartones con el material electoral permanecían sobre las mesas, a la espera de que se complete el personal asignado para proceder con las elecciones.

A la Universidad Espíritu Santo (UEES), uno de los recintos, llegó Gilda Macias, quien tiene problemas de movilidad en una de sus piernas. Lo hizo acompañada de su silla de ruedas y se ubicó en una mesa para personas con discapacidad. Esperó más de una hora y a las 09:15 tuvo que acudir a otra junta porque los vocales de la mesa preferencial no llegaban.

En otras juntas —como las 0006, 0008 y 0011— los coordinadores del Consejo Nacional Electoral (CNE), junto con los de las Fuerzas Armadas del Ecuador, tuvieron que obligar a las personas que se encontraban desde temprano haciendo filas para sufragar a que integren las juntas.

Esto originó malestar de algunos sufragantes que se negaron a obedecer la disposición aduciendo que tenían familiares enfermos o que ellos no estaban en condiciones físicas para hacerlo. Otros accedieron sin problema y la jornada pudo arrancar finalmente.

En el colegio Liceo Panamericano, Melanie Merchán, de 17 años, fue obligada a integrar la junta 0020, que hasta las 09:00 no estaba completa. Ella no puso resistencia, pero a pocos minutos su madre reclamó señalando que Melanie era menor de edad y procedió a llevársela.

En ese mismo recinto, en la junta 028, la jornada empezó pasadas las 09:30, una vez que se completó la mesa con el personal que acudió a sufragar muy temprano. A esa hora, los miembros se colocaron en el piso para revisar el material con el que iban a trabajar.