Madera de árbol de guayacán es lo que Segundo Vera Rizo usa para elaborar canoas en el cantón Mocache, provincia de Los Ríos. Son atractivas, rústicas y útiles para surcar los ríos de la Costa. Su principal objetivo no solo es movilizar a las personas, sino también productos del agro y en algunos de los casos también animales.

Este artesano de la localidad ha seguido los pasos de su padre desde hace 10 años y ahora es quien se esmera por sacar adelante esta labor que se niega a morir. Lo único que quiere es que esta tradición no se pierda, ya que es una labor que data de la época de sus abuelos. Su taller se ubica en el barrio Vinces del cantón Mocache.

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Según la historia, años atrás esta era la única manera de transportarse de un lugar a otro, puesto que en esa época no existían carreteras y había pocos vehículos a motor.

Y es que las personas de las zonas rurales son quienes mayormente piden las canoas, mucho más ahora que se aproxima el invierno. Y con el anuncio del fenómeno de El Niño, consideran que la construcción de estas embarcaciones aumentará, ya que serían tan necesarias como en la antigüedad.

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Para Jacinto Vera Morante, padre de Segundo, la confección de una canoa es un arte que se lleva en la sangre y una tradición que se mantiene desde hace más de 100 años, cuando las canoas no se hacían con tablones sino de un solo tronco de árbol.

Mantener la elaboración y uso de canoas constituye una lucha constante en un mundo lleno de tecnología, dice Pedro León Acurio, promotor cultural, para quien las canoas son parte de su identificación como montuvio, al ser parte de sus orígenes

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