Este 29 de junio termina el estado de excepción por “el desbordamiento de la actividad delictiva que atenta contra el derecho a la vida y la seguridad”, declarado en abril 29 para las provincias de Manabí, Esmeraldas y Guayas, saltan las dudas si será renovado o no por la existencia de un paro nacional que no termina de apagarse en varias partes del país.

“Obviamente los cambios no se van a ver de la noche a la mañana, pero las cifras no mienten, los grupos saben que los uniformados están atendiendo otros asuntos más graves y se aprovechan”, puntualizó el experto en seguridad ciudadana John Garaycoa.

De acuerdo al último reporte policial de las muertes violentas en el país, hasta el 25 de junio se contabilizó un total de 1.941 casos. Y en las provincias sometidas al decreto ejecutivo 411, suman 1.276 fallecidos; es decir el 65,7 % del total. Esto, sin agregar que de dicho informe policial se suprimió desde inicios de junio el detalle de los  homicidios en las cárceles y en las zonas no delimitadas.

Efrén Guerrero, catedrático y especialista en Derechos Humanos y Seguridad, sostiene que es muy probable que el Gobierno opte por “la salida fácil” con una renovación.

“Hay una situación gravísima de pérdida de control respecto a la seguridad integral en el país. Pienso que lo puede extender para controlar un poco ciertas áreas conflictivas, en medio de un paro nacional, pero lo que sigue es revelar qué se va hacer para tener respuestas inmediatas porque ha perdido el diálogo ciudadano, esto es más delicado en seguridad porque son temas de fondo de desatención y debe tener cuidado porque puede haber un próximo paro solo por seguridad, en caso de que suceda un hecho terrible o delicado”.

Guerrero agrega que debe prestar atención urgente a esta situación porque puede generar “paros nacionales por lo que la gente crea conveniente” debido al malestar de un pueblo que no se siente escuchado.

Sin embargo, destaca que en el mismo paro nacional se demostró una mejor coordinación entre el Ejército y la Policía Nacional para el control, “una de las grandes preocupaciones del primer estado de excepción de este tipo (dado en octubre de 2021).

Mientras que Garaycoa lamenta que una medida drástica que estableció toques de queda en determinados sectores de las ciudades termine de forma desapercibida y sin resultados alentadores de un trabajo bien realizado.