La bisabuela detras de van Niekerk
Hace seis años, una señora de rostro afable llamada Anna Botha se fijó en Wayde Van Niekerk. Fue durante el Campeonato Mundial Juvenil de Canadá, cuando el entonces estudiante de bachillerato quedó cuarto en la final de los 200 metros.
Hace seis años, una señora de rostro afable llamada Anna Botha se fijó en Wayde Van Niekerk. Fue durante el Campeonato Mundial Juvenil de Canadá, cuando el entonces estudiante de bachillerato quedó cuarto en la final de los 200 metros.
Ese fue el primer contacto entre la ‘Tía Ans’, como la llaman sus pupilos, y el velocista sudafricano que llegó a la meta de los 400 metros en 43,03 segundos, y con ello superó la plusmarca mundial de 43,18 segundos de Michael Johnson, lo que le permitió establecer un récord y sumar la medalla de oro para su país.
“Lo masacró”, exclamó el propio Johnson al ver la actuación de Van Niekerk en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y dijo que puede ser el sucesor del jamaiquino Usain Bolt cuando este se retire.
La entrenadora de 74 años y el atleta sudafricano volvieron a encontrarse en 2012, cuando Van Niekerk llegó a la Universidad del Estado Libre de Sudáfrica para estudiar marketing.
Botha era allí la entrenadora jefa del equipo de atletismo. “Me reuní con sus padres y trazamos un plan”, le contó la entrenadora a City Press, un diario que se publica en inglés en Sudáfrica.
Botha tenía claro que no quería forzar al atleta más allá de las posibilidades de su cuerpo. También decidió que lo suyo no eran los 200 metros, sino los 400.
Y su plan a largo plazo dio frutos con torneos internos en su país hasta que llegó la presea olímpica. “Sentí la gran responsabilidad de explotar todo el potencial de este atleta”, manifiesta Botha, quien sigue sintiendo “mucha pasión” por el oficio de impulsar talentos.
El sudafricano, de 24 años, y flamante récord mundial, Wayde Van Niekerk, junto a Anna Botha, la experimentada entrenadora que pulió las fortalezas del velocista que logró la medalla de oro.
