
La basilica Sagrada Familia, el objetivo de los terroristas
Uno de los apresados por los atentados de Barcelona ratificó que preparaba un ataque mayor. Durante la audiencia culparon al imán de Ripoll de los ataques.
Dos de los cuatro sobrevivientes de la célula yihadista acusada de los ataques en Cataluña que dejaron 15 muertos y 120 heridos fueron encarcelados, y uno de ellos admitió que planeaban atacar la emblemática basílica de la Sagrada Familia.
El juez encargado de la investigación, Fernando Andreu, ordenó encarcelar provisionalmente a Mohamed Houli Chemlal, español de 21 años y a Driss Oukabir, marroquí de 27 años.
El primero habría pertenecido al grupo directamente involucrado en la preparación de objetos explosivos, en la casa de Alcanar; y el segundo alquiló a su nombre la furgoneta lanzada contra la multitud en Barcelona que causó 13 de los 15 muertos en los atentados.
El juez decidió dejar libre a otro sospechoso, Mohamed Aalla, cuyos indicios de culpabilidad son escasos, aunque sigue imputado, según el dictamen sobre su caso. El magistrado también prefirió investigar más para decidir si libera o no a un cuarto sospechoso, Salh El Karib, dándose tres días para tomar su decisión. Él habría comprado tiquetes aéreos para dos miembros de la célula.
Durante poco más de una hora, Chemlal, aportó numerosos detalles al juez de la Audiencia Nacional en Madrid, la jurisdicción a cargo de los casos de terrorismo.
Chemlal confirmó ante el juez lo que ya había dicho a la policía: que la célula preparaba en esa vivienda un “atentado más importante”, mediante la fabricación de “bombas para poner en monumentos”, explicó la fuente judicial.
Según fuentes periodísticas, Chemlal habría admitido ante el magistrado que los terroristas de Ripoll tenían la intención de atentar con un coche bomba la emblemática basílica de la Sagrada Familia y otros monumentos de la ciudad.
La deflagración fortuita precipitó según la policía los ataques, ya que al verse sin sus explosivos, el grupo optó por atentados más rudimentarios.
En esa vivienda la policía encontró 120 bombonas de gas y restos de un potente explosivo casero favorecido por el Estado Islámico, grupo yihadista que reivindicó el doble atentado en Cataluña.
Chemlal buscó cargar la responsabilidad sobre el imán marroquí Abdelbaki Es Satty, considerado el principal adoctrinador del grupo y que murió en la deflagración en Alcanar.
Luego de Chemlal, el juez escuchó a los otros tres sospechosos, Driss Oukabir, Mohammed Aallaa y Salh El Karib, todos marroquíes.
Aallaa, de 27 años, propietario del Audi A3 utilizado en el ataque en Cambrils, explicó que el vehículo estaba a su nombre “por temas de seguros”, pero que realmente lo usaba su hermano Said, de 19 años, abatido por la policía en ese atentado junto a otros cuatro miembros de la célula.
La policía investiga ahora las posibles ramificaciones internacionales de la célula, varios de cuyos miembros viajaron al exterior. Al menos uno de los sospechosos, cuyo nombre no ha trascendido, viajó a Zúrich en diciembre, según la policía federal suiza. El imán Abdelbaki Es Satty estuvo en Bélgica entre enero y marzo de 2016.
La policía continúa con las pesquisas en España, la tarde de ayer anunció registros en Vilafranca del Penedès, cerca de donde fue abatido Younes Abouyaaqoub, y en Ripoll, una pequeña localidad de los Pirineos catalanes donde crecieron casi todos los sospechosos.
Tras la muerte de Younes Abouyaaqoub, se dio por desarticulada la célula, aun cuando “eso no quiere decir que la investigación se cierre”, advirtió en Twitter la policía catalana.
Pero en todo caso, “la ciudad se levanta mucho más tranquila”, afirmó ayer la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.