El personaje. En Sauces 6, Giovanni Burneo animó a decenas de artistas a colorear el entorno y avivarlo.

De barrios excluidos a coloridas obras de arte

Los artistas anhelan transformar estos y otros espacios abandonados de la ciudad en museos de artes; en zonas pintorescas que se puedan recorrer sin temor de día y de noche.

Lo que antes era un pasadizo abandonado al que todos llamaban el ‘Callejón de la Muerte’, un refugio de adictos, delincuentes y jóvenes que utilizaban el lugar como baño público, se ha convertido ahora en un pequeño lienzo. En Sauces 6, junto al colegio Provincia del Carchi, el colectivo Espacio Abierto de Ideas, liderado por Giovanni Burneo, hace un par de semanas decidió intervenir en la zona con arte.

“Quisimos cambiar el aspecto de ese espacio. Darle vida creando murales”. Con pinturas, figuras y retratos artísticos y urbanos, precisa el organizador, una ciudadela o una calle, tal como ha pasado en Madrid, Londres, México, Berlín, puede convertirse de peligrosa a turística.

El arte en la calle, lejos de ser vandalismo (siempre que se haga precisamente eso: arte, y no se grafiteen obscenidades, frases groseras y malsonantes) salva barrios”, dice. ‘Alborota’ fachadas grises y recovecos antes abandonados. Y los convierte, coinciden dos urbanistas, en puntos de encuentros de vecinos que ya no temen salir.

Por el ‘Callejón de la Muerte’, por ejemplo, desde que se pintaron decenas de cuadros psicodélicos -aún está pendiente hacer la mitad- Claudia Gonzales, David Torres y Clara Cabrera, todos residentes, caminan sin recelo.

“Pasar por aquí antes era un infierno. Ahora que se han ido sumando estas obras la gente pasa, se detiene a ver y los adictos, que eran quienes más se asentaban en la zona, ya no vienen”. Al parecer, dice Torres, “no tienen cara para consumir frente a las personas”.

Según Burneo, quien inició esta gestión en junio pasado en la ciudadela Simón Bolívar de la mano de artistas como los de la agrupación Escenario Común y Graffiti Nunapirqa, con la actividad se incentiva también la economía.

¿De qué manera? Invitando a la comunidad a ser partícipe de la elaboración del mural, no solo pintando, echando acuarelas o aerosol. Sino saliendo -como ya pasó en los dos eventos- con sus puestos de comida u otros artículos que tienen a la venta.

“En la Simón Bolívar fue maravilloso. Los habitantes hicieron de su cuadra una pequeña feria y nosotros aportamos con cantantes, cuentacuentos, malabaristas hasta que acabe el día”, asegura el también activista que para llevar a cabo sus trabajos, pide permiso al barrio, a la escuela y a los dueños de los solares donde estampa los cuadros, a fin de no tener problemas con ninguna autoridad.

Para el arquitecto y urbanista Héctor Hugo, estas acciones que la agrupación Espacio Abierto de Ideas, prevé llevar también a Socio Vivienda, isla Trinitaria y otras zonas de Sauces y Alborada, vuelven más segura a una barriada.

A través del arte se identifica una ciudad, describe. Hacerla entonces colorida, eliminando los grises y el concreto, la vuelve amena, mágica, turista: el arte conecta a las familias y facilita la integración de sus residentes.

Si bien el Municipio de Guayaquil a través del proyecto ‘Guayarte’ está llenando de mosaicos una serie de paredes públicas o privadas, escaleras y escalinatas de la ciudad; para el también urbanista y arquitecto Efraín Miranda, este tipo de iniciativas llevadas a cabo por colectivos e incluso por gente común -él considera que todos deberíamos inclinarnos por el paisajismo urbano- son una alternativa idónea para hacer resurgir el ocio.

“Lo ideal sería que el Cabildo y la comunidad trabaje en conjunto. En este tipo de temas lo importante no es la camiseta, ni la ideología, sino el bien común: el entorno. ¿Se imaginan lo que sería caminar en medio de muros multicolores, disfrazados de animales, la luna, la playa... Sería magnífico. Frenaríamos incluso la violencia”, menciona.

Está comprobado -argumenta el experto- que al transformar un espacio público crece el orgullo compartido de un barrio y cambia la psicología social de la comunidad, lo que contribuye a reducir la delincuencia, puesto que los vecinos mejoran su percepción de la seguridad.

Agenda

Ayer. El colectivo hizo un pequeño mural en La Garzota en alusión a los niños abusados sexualmente en el país.

Financiamiento. Lo consiguen a través de donaciones, conciertos y actividades artísticas en las que no se cobra entrada, pero se receptan pinturas.

Entorno

Las obras

Son una mezcla de figuras inimaginables, un tanto vintage, convencionales y extravagantes. Todas tienen significado, evidencian sentimientos, realidades sociales y mensajes para reflexionar.

Variedad

En la ciudadela Simón Bolívar, uno de los tres murales que allí se elaboraron, es abstracto y tiene formas geométricas. En la zona también hay un paisaje hecho solo por niños.

Los postes

También fueron intervenidos. En Sauces 6 los artistas optaron por pintarlos a fin de eliminar las palabras ‘pandilla’, ‘guerra’, ‘marihuana’... y un sinfín de figuras indecentes allí dibujadas.