Entorno. Locales y extranjeros rechazan la idea de que las trasladen, las consideran la atracción del lugar.

Se anuncian marchas si retiran a las iguanas

Ambientalistas de tres colectivos levantan su voz. El Código del Ambiente manda a que estos reptiles se queden en su lugar.

No solo los turistas, los expertos en materia ambiental y los ciudadanos en general creen que las iguanas deben quedarse en el parque Seminario, en el número que estén, también los colectivos ambientalistas piden a las autoridades que no se las toque hasta que no haya un verdadero motivo que certifique que no hay otra opción y que corrobore que hay sobrepoblación, como lo afirmó esta semana el Ministerio de Ambiente.

Si no se sabe con certeza cuántas iguanas existen en realidad en el parque, ¿cómo pueden determinar ya qué porcentaje sacar?”, cuestiona Luis Alfonso Saltos, consultor y activista por el medio ambiente.

“El Municipio debe pronunciarse, porque Ambiente está anunciando un cambio para este parque, que probablemente modifique también la actividad turística de esta zona”, opina.

Alberto Hidalgo, líder del colectivo Libre Actividad y vocero del movimiento de colectivos Ciudad Viva, al que pertenecen varias organizaciones que defienden temas ambientales y urbanísticos, anunció que, de retirarse de manera masiva a los reptiles, sin un coherente estudio previo, habrá acciones. “Nos uniremos y haremos una marcha para evitar que se cambie de lugar a las iguanas de forma masiva”, adelantó.

Hidalgo insta a que se priorice que se mantengan en el hábitat y que se delegue a un equipo que cuide el parque. “No se las puede simplemente quitar de ahí porque son un ícono. Si es verdad que hay demasiadas, necesitamos hallar formas de controlar la población”.

De ser este el caso, Saltos cree que esto ocurre porque se han concentrado allí por falta de áreas verdes en el centro. “Aquí habría que analizar cómo se maneja un informe de Ambiente, cómo se coordina entre instituciones, y determinar qué manda la ley”.

Una transitoria incluida en el Código de Ambiente, que entrará en vigencia el próximo año, determina en su artículo 141 que es preferible que la fauna urbana “se mantenga en su hábitat natural”. Ese lugar es el parque Seminario, explica el experto, que cree que “las iguanas son todo lo turístico que tiene el lugar”.

Y no solo eso. Las especies, a decir de Estefanía Pareja, son el emblema de Guayaquil. “La ciudad antes era simple y llanamente una ciudad asentada en un estero lleno de mangles en donde había iguanas y cangrejos. Estuvieron aquí siempre. Este es su hábitat. No son ellas las que han invadido nuestro espacio..., somos nosotros quienes hemos invadido el suyo”. Y eso dice, hay que tenerlo claro.

Si a las especies se las moviliza sin una investigación previa que determine además si el entorno es el idóneo para vivir, ellas podrían hasta morir, sostiene. “Si no tienen a alguien que las alimenten, como están acostumbradas, o si no se adaptan al lugar porque no encuentran, por ejemplo, los frutos que estaban acostumbradas a comer, habrá consecuencias.

Un hábitat natural, como el bosque Cerro Colorado o el cerro de El Paraíso podría servir, matiza Mónica Solano, miembro de la agrupación Amigos del Estero. Sin embargo, al igual que el resto de especialistas, es firme al señalar que nada de esto se determinará si no existe un análisis oportuno (y técnico) en la zona, en parque y las mismas iguanas.

BIMP / DSZ

Apoyo

Una entidad dispuesta a adoptar 10

A través de un comunicado enviado a EXPRESO, el departamento de Gestión Ambiental y Seguridad de la Benemérita Sociedad Protectora de la Infancia dijo estar dispuesto a adoptar 10 iguanas si las autoridades optan por reubicarlas.

“Contamos con un hogar de niños huérfanos (en Tungurahua y Domingo Savio) que tiene áreas verdes, árboles grandes, huertos y alimentos... El espacio que les ofrecemos es más grande que el del Seminario. Podrían vivir tranquilas”, precisó Juan José Sabando, líder del departamento.

Voces

Estefanía Pareja, miembro de la fundación Rescate Animal

Sacarlas así por así, sería como enviarnos a China de la noche a la mañana: se nos alterarían los hábitos, la dieta, el hábitat, afectaríamos nuestra salud. Lo mismo pasaría con las iguanas.

Mónica Solano, coordinadora de la agrupación Amigos del Estero

Para movilizarlas, los técnicos deben analizar a profundidad la nueva ‘casa’. Su entorno: lo que tiene, los alimentos que les provee, las especies que allí viven, los riesgos que encuentran.