Tradición. Se las consume acompañadas de plátano o yuca.

Ananku siquisapa, un manjar de la region amazonica

Para saborear una culona, primero se cumple con un pequeño ritual. Se la toma en las manos, se le quita las alas y las pequeñas patitas. De ahí se la lleva a la boca. “¡Es deliciosa!”, exclama Geovanni Quiñónez, oriundo de Esmeraldas, quien hace un a

Para saborear una culona, primero se cumple con un pequeño ritual. Se la toma en las manos, se le quita las alas y las pequeñas patitas. De ahí se la lleva a la boca. “¡Es deliciosa!”, exclama Geovanni Quiñónez, oriundo de Esmeraldas, quien hace un año aprendió a comer a las ‘Añanku siquisapa’, como se conoce a las hormigas culonas.

Este insecto es considerado una golosina en la Amazonía. Eduardo Shiguango asegura que creció comiéndolas. “Es nutritiva. La hormiga se alimenta de las semillas de los árboles, así que nosotros nos beneficiamos de ese nutriente”, dice el nativo shuar.

Irma Washinca, quien se dedica a la venta del insecto, explica que se los encuentra en la madrugada, cuando salen de sus nidos.

José Gualinga, nativo del pueblo Sarayaku, dice que hace más de 500 años ya se las comía. Los ancestros aprendieron a masticarlas y a defenderse de la picada de los machos, que no se consumen.

Las culonas hacen parte de una tradición gastronómica. Le atribuyen poderes afrodisíacos, analgésicos y de longevidad. La venden tostadas o crudas y se las acompañan con yuca o verde. Su sabor agrio es bien recibido por el paladar hasta para quien la prueba por primera vez. (F) YIE