La ambicion por el poder y sus funestas consecuencias
Una de las enfermedades más graves que aqueja al ser humano, es el deseo de poder y el bienestar. No podemos negar que el deseo por el poder está ligado a la soberbia humana, y que a su vez es la causa de todas las desgracias de la humanidad.
Los ideales políticos pueden ser buenos, pero cuando los hombres son malos, tristemente los ideales se deterioran, dando paso a la lucha de poderes que conduce al fracaso a la democracia, proliferación de los tiranos, que apoyados por el populismo y el engaño, toman el control para satisfacer sus ambiciones personales y de su grupo.
A más división, más confusión. A más ambición, más injusticia. A más deseo de poder habrá más abuso de autoridad. Las leyes pueden ser buenas pero cuando la clase política es mala y la justicia se convierte en una burla, el que tiene poder puede controlar la justicia para hacer prevalecer su inequidad.
Tristemente estamos viendo hoy en día en, las consecuencias funestas de la enfermedad que nace de las ambiciones de poder, siendo el mal de nuestra clase política, que han encontrado en la manipulación de la democracia la forma de tener su cuota de control y bienestar. ¡Basta ya compatriotas hasta cuándo lo permitimos!
Econ. Mario Vargas Ochoa