Las tragedias son anunciadas pero poco atendidas. Las emergencias amenazan constantemente al noroccidente de Quito y los vecinos claman por alternativas ante el riesgo evidente. Se trata de deslaves, colapsos y derrumbes causados por la crecida del río Monjas, que no tienen una solución inmediata porque, entre otros problemas, el Concejo Metropolitano no ha discutido la situación por centrar su atención en las denuncias de corrupción que rodean al alcalde Jorge Yunda. El pedido de remoción de la autoridad ha concentrado la conversación municipal, aunque tampoco hay nada definido todavía.

El resultado del descuido se evidenció el martes. Las fuertes lluvias provocaron la crecida del río que arrastró a tres personas que realizaban labores de reciclaje en el sector de La Esperanza. Dos mujeres han sido halladas sin vida y aún hay trabajos para localizar a la tercera víctima. Un menor de edad que laboraba en la quebrada.

Según el Cuerpo de Bomberos de Quito, las fuertes lluvias provocaron el desbordamiento del río que arrastró a los ciudadanos. Varias entidades están trabajando en el rescate y en las labores de limpieza. Las calles del sector de Pomasqui tuvieron que ser cerradas por el lodo y el riesgo para la ciudadanía.

Hasta el cierre de esta edición se mantenían las actividades de las instituciones de gestión de riesgos. Hay 35 personas en la misión que se retomó ayer a las 07:00.

El concejal Fernando Morales admite que los escándalos políticos están afectando a las labores propias del Municipio. Dice que los reclamos de los moradores de Pomasqui deben ser escuchados en el Concejo, pero hay poco espacio porque Jorge Yunda se aferra al cargo y afecta a todos los quiteños.

“La gestión débil ha permitido que surjan accidentes y lamentablemente estamos contemplando la pérdida de tres personas. Son pérdidas irreparables y la municipalidad debe reaccionar a tiempo”, puntualizó el representante de las parroquias rurales.

El deslave, sin embargo, es solo el último de una serie de problemas que amenazan a las zonas aledañas del río Monjas. El mal olor y la contaminación fue motivo de un plantón realizado la semana pasada. La presidenta de la Junta Parroquial de Pomasqui, Jackeline Castro, pide atención urgente para evitar enfermedades y reducir los daños sanitarios que ya se registran en las casas que están cerca del caudal.

También hay peligros en la infraestructura. Las bases del puente La Marquesa, que une a Pomasqui con La Pampa, deben ser atendidas por disposición de las autoridades encargadas de la gestión de riesgos. No hay una respuesta contundente desde el Municipio.

El puente fue colocado de forma provisional en 2014 y no debía usarse por más de dos años. Sin embargo, aún está operativo para la circulación de vehículos y autos pesados.

A inicios de marzo, las entidades de seguridad y emergencias del Municipio prepararon un informe sobre las tareas realizadas y los trabajos pendientes en el río Monjas. EXPRESO publicó que los reportes contenían recomendaciones para aplicar en el corto, mediano y largo plazo. El día de su discusión no hubo cuórum en el Concejo por la ausencia de Yunda y los concejales correístas.