Los vecinos de los barrios El Vergel, Cran Cove, Miraflores, San Francisco y algunos otros, muy afanosos y alegres, arman sus monigotes con los que serán parte del concurso de años viejos, que luego de dos años de suspensión retorna a Cuenca. Es que ya es tiempo de retornar a los momentos de sátira y humor, que se cobijan a la sombra de monigotes gigantes, para despedir el año, explica César Banegas, presidente del Amistad Club que junto a la Unión de Periodistas del Azuay (UPA), en colaboración con la Municipalidad de Cuenca, organizan anualmente el concurso.

“El 2022 será despedido por partida triple, por el 2020 y 2021, que debido a la emergencia sanitaria no se lo pudo realizar”, informa Banegas.

Los disfraces, la música, la sátira y el humor servirán para fortalecer el proceso de resiliencia, añade el presidente del Amistad Club.

Para este año y como parte del plan de bioseguridad, el recorrido de los jurados y la presentación de los arreglos será también trasmitido a través de las redes sociales, pero también la ciudadanía con la utilización de la mascarilla podrá recorrer a pie, en familia o amigos.

Rodrigo Matute, presidente de la UPA, recuerda que el concurso se desarrolla desde hace 94 años, cada 31 de diciembre, y como parte del mantenimiento de la cultura y tradiciones morlacas, avalada con ordenanza municipal.

Los arreglos de los temas o motivos son colocados en cada barrio participante para mostrar la picardía y mofa comunitaria para divertir a vecinos y visitantes. Son muñecos que representan a políticos, artistas, o necesidades del barrio y de la ciudad, que con un poco de humor permite el disfrute en unión de las familias y vecindario para recibir el Año Nuevo.

La jornada tendrá seis ganadores

Hay seis premios para los mejores exponentes de los monigotes. Al ganador del primer lugar se le entregarán 3 mil dólares, el segundo puesto obtendrá 2 mil, mientras que al tercero, 1.500. Entre el cuarto y el sexto se llevarán 1.000 dólares cada uno.

Algo de historia

• Los Años Viejos con los que se despide al año son una tradición nacida de la fiesta de la ‘quema de Judas’, una tradición local de algunos pueblos españoles e iberoamericanos, donde se lincha o quema un muñeco que representa a Judas Iscariote por su traición a Cristo, según lo que asegura el investigador de las tradiciones de los barrios de Cuenca, Adolfo Parra. Esa tradición se la habría cambiado en países sudamericanos con la quema de un muñeco que representa al año viejo, para así dejar atrás lo malo y lo bueno y volver a comenzar, reseña algunas investigaciones sobre el origen de la quema de monigotes. En Ecuador sería Guayaquil, a partir de 1895, donde se habría dado origen a la quema del año viejo, según un escrito del historiador Juan Córdova Pozo.