
Los 105 anos del petroleo en Ecuador
En cuanto se ingresa a Ancón salta la pregunta: ¿qué le ha dejado el petróleo al lugar?
La respuesta la dan quienes trabajaron en la primera empresa petrolera internacional que sacó el ‘oro negro’ en el país, Anglo Ecuadorian Oilfields Limited.
Tras una hora de recorrer las calles de Ancón en busca de ellos, allí está Sergio Pozo. Sus 84 años no le impiden recordar los detalles de los días de 1955 cuando entró a trabajar en la compañía petrolera.
En su mente tiene un mapa, sabe dónde están ubicados cada uno de los pozos de extracción del petróleo. Y es que él fue uno de los encargados de darles mantenimiento en el pasado.
Él es nativo de la Península y reconoce que su profesión la hizo al andar, entre tubos y petróleo. Entonces, lo primero que trajo el crudo al país fue instaurar ‘la universidad de la vida’. En esos días los lugareños aprendían de los ingleses el ‘teje y maneje’ de la industria del petróleo.
Por esos días no era una tendencia terminar el colegio y mucho menos adquirir un título universitario.
Corrían los días de 1911 cuando por primera vez se encontró el hidrocarburo en el país, en Ancón. El primer pozo, que actualmente está cerrado, quedaba al pie de la playa. El camino para llegar hasta allí no fácil, así como tampoco lo es ahora para los países petroleros su situación económica.
Desde lo alto de la ensenada se ve un impresionante paisaje marítimo, que hace olvidar la contracción económica que se vive como consecuencia de que el precio del crudo ha caído el 50,9 % en un año.
La brisa y el sol se imponen y también borra por unos instantes de la mente que hasta diciembre de 2015 al país no entraron por la exportación de petróleo 6.604,9 millones de dólares. Y que es una de las causas por las que hay menos dinero en los bolsillos del ciudadano de a pie, en los bancos y en las empresas.
¿Pero qué más trajo el ‘oro negro’ a Ancón?
A partir de la llegada de Anglo se formó una población. Un barrio para los ingleses y otro para los ecuatorianos. Para Sergio este es el segundo legado. Todavía existen las viviendas de los extranjeros, que son de madera. Aunque no todas se mantienen en buen estado.
En el lugar los ingleses marcaron la diferencia no solo con un barrio exclusivo para ellos, sino también con un cementerio propio. Recordar esto no incomoda a los entrevistados, porque el conocimiento que los ingleses compartieron con ellos pesa más y en sus días no solo les dio una profesión, sino una vida con calidad.
Entre los recuerdos con olor a petróleo y brisa marítima no se puede olvidar a quien siempre peleó por los derechos de los trabajadores. Julio Molina, de 80 años, quien fue el secretario general del Comité de Empresa de Anglo y quien laboró haciendo las perforaciones. Él habla de la buena calidad del crudo de la Península, “superliviano, con una densidad de 37 API (el de Texas es de 39,6 API)”.
En sus inicios fue castillero, es decir quien subía y bajaba de las torres de 150 metros para hacer mantenimiento.
Molina es de la generación del boom petrolero. Su papá trabajó en ello y su hijo también. Se siente orgulloso de ser parte de una familia que por tres generaciones ha laborado en las industrias del crudo.
Sabe que aunque la producción comercial se mantuvo en los 20, recién en los 70 empezó la exportación. Fue en el Gobierno de Guillermo Rodríguez Lara que se inició la venta del petróleo ecuatoriano al mundo. Eso se lo celebró con un gran desfile.
Por esos días la sensación era de que los problemas económicos se habían terminado. Sin embargo, la época de las ‘vacas flacas’ llegó. Mañana economistas hablarán de ello.