Primero fue una vivienda, construida con árboles talados y un techo de zinc. Era fines de 2020. Luego una segunda se sumó. Actualmente hay una decena de construcciones irregulares dispersas a lo largo de las cien hectáreas que cubre el bosque de Miraflores.

Así lo señalan los vecinos, que se han unido para combatir lo que llaman “la toma” de sus áreas verdes.

“Nuestros hijos ya no pueden venir a jugar, nosotros no podemos trotar, porque en las covachas consumen drogas y alcohol. Se ha vuelto muy peligroso”, expresó Juan Jarrín, residente del sector.

Pero los asentamientos no son el único problema que afecta al bosque, explicó Marcelo Páez, quien lidera el ‘Club de defensores del bosque de Miraflores’. Señala que el sitio también se ha convertido en botadero de escombros y tierra de pastoreo para quienes tienen ganado en la zona.

“Hemos incluso detectado que se talan árboles”, dijo en una entrevista.

Por ello, han solicitado al Cabildo, a través de la Secretaría de Ambiente, la rehabilitación del área verde.

“Queremos que el bosque sea un lugar seguro para las familias, y que se conserve la naturaleza”, agregó Páez.