Son cerca de las 10:00 en el estacionamiento de borde de Zámbiza, en la entrada que da hacia la avenida El Inca, al norte de Quito.

Hasta aquí llegan quienes habitan en Carapungo, Llano Grande, Llano Chico, San Antonio, entre otros barrios que se ubican fuera del perímetro de restricción vehicular que establece el Pico y Placa.

Las conductas son distintas: muchos de ellos dejan su auto en el estacionamiento y luego toman otro vehículo que los lleve a sus lugares de destino, algunos toman una siesta y esperan que sean la 10:00 para continuar su trayecto hacia la ciudad, y otros dejan su auto allí todo el día.

• Restricción: Las multas por incumplir el Pico y Placa son: primera vez, $ 60; segunda vez, $ 100; y tercera vez, $ 200. Aplica en el perímetro urbano.

“Yo tengo que salir sí o sí por trabajo. Si no se trabaja día a día no hay cómo llevar el pan a la casa”, argumenta Pablo Rodríguez, quien maneja un camión de transporte pesado y esperaba a que se cumpla la hora límite para retornar a la calle. Para Rodríguez, la diferencia en el tráfico a partir de la aplicación del Pico y Placa es nula.

Sin embargo, otros deben dejar su auto y llegar a su destino. Para estos usuarios, la situación se vuelve más compleja. “Toca coger taxi, porque aquí es complicado los buses. Los parqueaderos de borde no están muy cerca de los destinos. No hay pasos peatonales ni nada por el estilo, por lo que uno tiene que arriesgar la integridad física para cruzar la calle”, afirma Christian Andrade, quien llegó a retirar su vehículo al parqueadero. En otros casos, se debe tomar dos o tres buses para llegar a los destinos como sucede con Miguel Moreno, quien buscaba llegar hasta el sector de El Bosque.

Para el experto en urbanismo Daniel Elmir, ni el Pico y Placa ni los estacionamientos de borde son la solución al tráfico en Quito. Lo que se necesita es hacer ciudades caminables y dotarlas de un transporte público eficiente. “Poner únicamente los estacionamientos de borde no soluciona demasiado”.

A criterio de él, las soluciones como el Pico y Placa, que se han aplicado en varias ciudades alrededor del mundo, lo que ocasionan es que el parque automotor crezca “porque una persona que necesita movilizarse busca opciones, vende su auto, compra dos más baratos y eso no es deseable”.

Otra opción es cobrar un peaje para acceder a las zonas más congestionadas. Por ejemplo, comenta Elmir, en Reino Unido debes pagar un peaje para acceder con el auto al centro de Londres. Esto desincentiva el uso del automóvil porque toca el bolsillo.

Alternativas como un horario diferido en el que las personas entren a trabajar son consideradas como soluciones parche, la historia mira de nuevo al transporte y las formas en las que habría que rearticular las líneas, la cantidad de buses y el servicio para que este lleve a los usuarios donde necesitan y brinde las seguridades que necesitan.

En esto coincide el urbanista Carlos Pérez, quien además propone la creación de carriles exclusivos para los buses públicos “una solución que ha funcionado en otras ciudades”. Esto debe ir unido a lograr la sostenibilidad financiera a través de una “inteligente política” de tarifas y subsidios. También sugiere extender los horarios de funcionamiento y mejorar el acceso a los barrios periféricos.

Acerca del impacto ambiental, Pérez habló de la electrificación a largo plazo del sistema y no descarta el uso de sistemas alternativos de movilidad como la bicicleta y los monopatines.

Según el Ministerio del Ambiente, la huella de carbono es siete veces más grande cuando se utiliza el automóvil privado en vez de los buses.