“¡Ahí viene!”, gritaban emocionados ayer los vecinos de la estación Jipijapa, en el norte de la ciudad, quienes habían sido invitados al acto de entrega de esta terminal y de la terminal de Iñaquito del esperado Metro de la urbe.

Pero las fotos y el lento pasar del tren serán los único que los moradores verán del sistema de transporte durante al menos ocho o diez meses, pues si bien ha iniciado el proceso de entrega de la obra civil, a cargo del consorcio Línea 1, la fecha de funcionamiento es incierta.

Para la gerenta de la Empresa Pública Metropolitana Metro de Quito, Andrea Flores, el sistema de transporte, que costó aproximadamente dos mil millones de dólares, empezaría a circular oficialmente “durante el primer trimestre de 2022”. Para el alcalde Jorge Yunda esto sería “en diciembre”.

Lo único que está claro es que el proceso de contratación de la compañía internacional encargada de dar asistencia y asesoramiento durante un promedio de tres años para el funcionamiento operativo ni siquiera ha empezado. El proceso al momento se encuentra en la elaboración de los términos de referencia. Pese a ello, Flores es optimista. “En julio ya tendremos a la empresa que dará este servicio”, dijo.

Para Yunda, sin embargo, los atrasos en el proceso no deben generar preocupación o quejas ciudadanas.

“A decir de los entendidos en la materia, no de los detractores políticos, tiene un récord de tiempo de entrega. Para poner un ejemplo, en Lima, una línea de Metro similar a la nuestra tiene cinco años construyéndose y solo 25% de avance. No hemos sufrido ningún retraso más allá de la pandemia”, dijo en su intervención.

Durante lo que resta de mayo, se entregarán las trece estaciones restantes, el taller de reparación y la cochera. Pasada la pompa de la entrega, estas permanecerán cerradas y a cargo del consorcio. Al menos hasta octubre d este año.

“Esperamos para ese entonces ya contar con seguros para cada estación, pues la idea es que no pasen ni un día desprotegidas”, comentó Flores.

Otro problema que parece surgir en este largo último trago de la entrega, es cómo se mantendrá el servicio, pues a la par del recorrido de las dos estaciones, el alcalde Yunda anunció el costo del pasaje: $ 0,45, a penas $ 0,10 más que lo estipulado para los buses.

“Se trata de una tarifa justa, equitativa para los quiteños (...), El 70 % de los quiteños usan el transporte público, y les daremos un sistema integrado y de gran calidad”.

Según Flores, el cálculo elaborado por los estudios de la empresa es que con esta tarifa, el pasaje generaría $ 18 de los $ 40 millones anuales que el sistema necesita para funcionar adecuadamente.

“El resto lo conseguiremos con el alquiler de locales comerciales y con publicidad. El resto deberá venir del subsidio municipal (...) No es un problema, porque en la mayoría de los países, los metros no son rentables, sino que generan una rentabilidad social en términos de movilidad”.