En todo el Distrito Metropolitano de Quito, 160 puentes peatonales se han construido en vías perimetrales y de menor carga vehicular. Cada construcción, dependiendo del tipo de suelo y estructura a utilizarse, le costó a la ciudad entre 230.000 y 460.000 dólares, según la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop).

La finalidad de estas obras es garantizar la seguridad del peatón, cuando atraviesa una autopista. Muchos se han construido después de recurrentes pedidos ciudadanos, como aquel que está en proceso, sobre la Panamericana Norte, cerca del acceso a Carapungo.

Pero, ¿sobre la base de qué principios técnicos se levantan estas estructuras tan costosas para la ciudad? y ¿qué tan utilizados son por los ciudadanos?

Un hecho registrado la noche del lunes 13 de febrero responderá una parte de la segunda inquietud. Sobre la avenida Simón Bolívar, en sentido norte-sur, un joven murió atropellado por un automóvil, justo debajo del puente peatonal que atraviesa los seis carriles que conforman esta perimetral.

Según los datos preliminares, se trataría de un joven, quien intentó sortear los vehículos que transitan hasta 90 kilómetros por hora, en lugar de utilizar el puente. Por el nivel de velocidad, frenar a tiempo habría sido imposible, según mencionó la Policía que llegó al lugar.

Jacqueline Sabando vive a dos kilómetros de donde se registró el accidente de tránsito, cerca al redondel de Gualo. Cuando busca llegar a una zona céntrica de la ciudad debe tomar un bus sobre la autopista que pasa por ahí. En la cuneta de la calle, espera al menos 10 minutos para correr hasta el parterre central, como una gacela.

En este sitio, los habitantes han hecho pedidos recurrentes para acceder a un puente peatonal, pero aduce que todavía no son escuchados.

“Mientras en otros lados tienen este servicio y no lo usan, nosotros sufrimos por uno. La gente debe aprender a hacer conciencia y utilizar lo que se les da porque para algo son diseñados. Tienen que hacer conciencia y evitar la pereza para subir seguros”, añade.

EXPRESO realizó un recorrido por arterias viales como la ya mencionada, Ruta Viva y E35, cerca de Pifo. En la primera se constató la presencia de asentamientos poblacionales nuevos como viviendas, colegios, escuelas y negocios, cerca de los flancos de la carretera. Debido a esto, existen tramos donde la gente se amontona en las cunetas, a la espera de cruzar los seis carriles de la autopista para poder tomar un bus o para regresar a sus casas.

En dos sitios, la necesidad de estructuras peatonales salta a la vista, mientras que en otros, como en Pifo, donde a lo largo de 2 kilómetros hay tres puentes, ninguno es bien utilizado. Incluso la gente ha optado por destruir un alambrado ubicado en el parterre de la vía para un cruce rápido, pero inseguro.

Lo mismo sucede en el acceso a Nayón, donde pese a que la Epmmop puso muros de metal para evitar este irrespeto ciudadano, ya hubo algunos que dañaron lo recién construido para sortear a los vehículos.

José Moreira, controlador de los buses que circulan por la zona, da fe de ello y cuenta que la gente es maleducada e irrespetuosa. “Pese a que exigieron el puente, algunos no lo usan. Eso es el colmo”.

Para solventar la inquietud técnica de la factibilidad de estas obras, Diego Ordóñez, arquitecto urbanista, manifiesta que este siempre ha sido un tema polémico porque primero se debe entender el orden de las vías que van de menor a mayor flujo. Según él, un puente peatonal no siempre es una mejor ayuda, pero sí la más segura para el peatón.

También expone que estos dilemas saltan a la luz por la falta de planificación e irrespeto a la organización territorial de la ciudad, ya que la gente construye donde cree conveniente y no donde debe. “Es grave construir equipamientos en una perimetral. No pueden haber casas, mucho menos colegios”, añade.

Entre los aspectos técnicos que se analizan previo a la construcción de estos pasos están la carga vehicular, tipo de vía, densidad poblacional, estudios de tráfico, paradas de transporte público y otros, según la Epmmop. “Es importante que el peatón también se eduque. Si ya le dan estos beneficios, úselos. No ponga en riesgo su vida”, finaliza Ordóñez.