“En Quito, la gente consume mucho y luego no recicla”, reflexiona Elbia Pisuña, presidenta de la Red Nacional de Recicladores del Ecuador.

La dirigente afirma que si bien a lo largo de los años han tenido acercamientos y ofrecido capacitaciones a comités barriales y conjuntos urbanos de la urbe, lograr que los vecinos separen su basura ha sido una lucha cuesta arriba.

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Hay sectores en los que los propios conjuntos y residentes de edificios han llevado a cabo planes internos para la clasificación de residuos, como en la González Suárez o Bellavista, pero incluso ahí, no todas las respuestas han sido positivas.

“Hay algunitos que les da pereza y toca amonestarlos”, comenta indignada Carmen Zelwig, presidenta de un edificio en el sector de la calle Güanguiltagua.

Pero en Quito, esa es la norma. Y es que según datos del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), en Ecuador, 47,4 hogares clasifican los residuos, pero la capital no figura en la lista de ciudades donde el reciclaje ha calado hondo.

Es más, en la Quito solo entre el 10% y el 13% de las 2,227 toneladas de basura que se generan a diario, se recicla.

Cambiar esa mentalidad es el gran reto de 2024 para la Empresa Pública Metropolitana de Aseo de Quito (Emaseo) y para la Secretaría de Ambiente, que en el marco de la edificación del Complejo Ambiental de Gestión Integral de Residuos Sólidos del DMQ, buscan ampliar la clasificación de desechos en los hogares y negocios, y fortalecer la recolección diferenciada de basura.

Actualmente, la ciudad cuenta con tres rutas de recolección diferenciada, que cubren veintidós barrios distribuidos entre áreas urbanas y áreas rurales.

Según Emaseo, el proyecto para la ampliación de este servicio integrará cuatro rutas adicionales en: Santa Rosa de Nayón, La Primavera 1 y 2, La Armenia y la Villaflora. Ahí, los vecinos deberán poner sus cartones, plásticos, vidrios y papeles en unas fundas, y sus desechos orgánicos en otras.

“El servicio de recolección diferenciada tiene una lógica que deja de lado la “economía lineal” que extrae, produce y desecha material. Por el contrario, este proceso se basa en conceptos de economía circular que mantiene los recursos circulantes, generando empleo”, comentó la entidad.

A la par de la ampliación de rutas diferenciadas, también se desarrollarán diferentes modalidades operativas de almacenamiento y recolección como la colocación de ‘Puntos limpios’ o contenedores diferenciados en conjuntos residenciales, empresas públicas y privadas y se harán campañas comunicacionales dirigidas a la ciudadanía en el área de influencia de las rutas.

Y si bien la ampliación de nuevas rutas aplica directamente a los barrios donde se harán, la idea es que todos los quiteños comiencen a separar su basura en el 2024.

En una entrevista, Santiago Andrade, gerente general de la Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Emgirs-ep), señaló que será de vital importancia trabajar con la ciudadanía para concretar la clasificación de desechos en casa, pues de no hacerlo, los resultados no serán los deseados.

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“Todas las tecnologías y productos finales se ven afectados tremendamente. Si usted le mete al cartón junto con lechugas, eso entra a la caja compactadora que se moja y eso no se recicla porque tiene hongos”, dijo.

Se espera que el Complejo Ambiental de Gestión de Residuos logre separar y reutilizar un 60% de los residuos que descartan los quiteños.

Entre los trabajos complementarios a su apertura estarán la instauración de prácticas como la separación en la fuente y la generación de compost a partir de material orgánico generado en los mercados y podas de parques y jardines.

• Loja y Zamora Chinchipe, dos referentes

El Centro Integral de Manejo de Residuos Sólidos que administra el Municipio de Loja, es catalogado como un referente a nivel nacional en temas de reciclaje. En el sitio, se aprovecha y clasifica el 95% de los desechos del la capital de la provincia. 

Así mismo, en Zamora Chinchipe, desde 2020 un convenio público-privado sirvió para lograr la recolección y reciclaje de residuos plásticos, con el fin de convertirlos en madera plástica y otra materia prima. El modelo ha sido un éxito.

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