Con la presencia de cientos de decenas de fieles católicos y autoridades, este 27 de marzo de 2024 se celebró en la Catedral Metropolitana, en el Centro Histórico de Quito, el Arrastre de Caudas.

Este ritual estuvo presidido por monseñor Alfredo Espinoza, Arzobispo de Quito y Primado de Ecuador. En el evento se resaltó que la capital será sede del 53° Congreso Eucarístico Internacional que se celebrará en septiembre. El momento fue una ocasión para presentar el himno oficial de este encuentro.

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En su discurso, Espinoza hizo un llamado a la fraternidad para salvar el mundo. "Nuestra sociedad ecuatoriana necesita de un abrazo de fraternidad", dijo.

El Arrastre de Caudas inició con una introducción sobre la Reseña, cánticos, salmos y oraciones. 

En la procesión, ocho canónigos vestidos de negro arrastraron unas largas capas negras (caudas) que simbolizan los pecados del mundo, mientras un sacerdote recorría La Catedral portando una bandera negra con una gran cruz roja que simboliza el luto y la sangre de Jesucristo.

Esto ocurre mientras  seminaristas alumbran el camino con cirios. Después, los canónigos regresan al altar y se arrodillan en el piso cubiertos por sus capas negras.

El arzobispo, que lucía una vestimenta púrpura, dorada y blanca con una capa estaba con bordados de oro y plata, ondeó la bandera sobre el altar, luego golpeó tres veces el suelo con el asta, como señal para que los canónigos se levanten sin las capas, simbolizando la muerte de Jesús.

La ceremonia finalizó con la bendición a través de la reliquia de Lignum Crucis o verdadera cruz de Cristo.

Andrea Enríquez es la cuarta ocasión que asistió a la ceremonia. Siente que esta vez lo sintió con más fe por la situación que vive el país. "Es una oportunidad para vivir nuestra fe forma más sentida y acercarnos más a Dios que es lo que el país necesita tanto en este momento", comentó. 

La concejala Analía Ledesma también asistió al evento religioso que se celebra en Semana Santa. Para la edil, participar de estas tradiciones es vital y parte de su función como autoridades es seguirlas promocionando para que no desaparezcan. 

Esta celebración se mantenía en Sevilla, España, y en Lima, Perú. Sin embargo, con el paso tiempo desapareció y en la actualidad solo se lo realiza en Quito. 

Este ritual funerario rinde homenaje al sacrificio de Jesús en la cruz y está inspirado en una tradición que se hacía en los funerales de los generales romanos.

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