El abandono y el delito reinan al pie del Perpetuo Socorro

Desde el campanario de la iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, se observa la extensión del barrio América. Hasta hace dos décadas, la emblemática localidad era hogar de la música, pues de sus casas surgieron reconocidos cantantes y agrupaciones como Don Medardo y sus Players.

El auge comercial se consolidó con la apertura de una decena de imprentas, cuyo éxito fue palpable y dio paso a un fuerte crecimiento comercial. Hoy, más de un centenar de imprentas funcionan ahí.

Sin embargo, en los últimos años, la delincuencia también se consolidó, convirtiendo al barrio en uno de los treinta y cuatro sectores con delincuencia crónica de la capital.

El mejor ejemplo de ello es el parque Benito Juárez, ubicado en el corazón del barrio. Este se encuentra en los exteriores de la iglesia y está rodeado de imprentas. Sin embargo, pese al alto movimiento comercial y el paso constante de transeúntes y autos, este se ha convertido en un foco de la delincuencia. Lea también: "Anuncian depuración en la AMT de Quito: estas son las razones"

“Durante la mañana, lo que más hay son arranchadores. Le roban sobre todo a los estudiantes. Les quitan las mochilas y los celulares”, dice Juan, propietario de un comercio en la localidad.

Este explica que, hasta hace un año, los vecinos solían llamar a las autoridades cuando se registraban asaltos o rondaban por la zona personas sospechosas, pero tras empezar a recibir “vacunas”, desistieron.

“Nos empezaron a llegar cartas exigiéndonos hasta $ 30.000. Después de eso preferimos no involucrarnos, porque no se sabe si alguno de esos arranchadores está en una banda y quiere tomar represalias porque llamamos a la policía”, dijo.

Joana dependienta de un local, concuerda. Al igual que los demás vecinos entrevistados, esta accedió a hablar con EXPRESO bajo la condición de anonimato.

“Se ha vuelto muy difícil transitar por aquí. Puede haber mucha gente caminando u observando, pero igual roban. Hay que estar muy pendientes, tener cuidado, e irse antes de que caiga la noche”, dice.

La oscuridad, afirma, empeora la situación en el parque, pues a partir de las 18:00, cuando el 95% de los locales han cerrado, este es usado por personas para libar y consumir drogas.

Es por ello que a lo largo del parque es fácil hallar botellas de alcohol rotas o abandonadas en las camineras o sobre el césped.

“El Municipio sí da mantenimiento al césped y recoge la basura, pero como las personas consumen en las noches, siempre está sucio”, dice Miguel, un transportista que da servicio en el sector.

Pero además del auge de la inseguridad, en lo que todos los moradores concuerdan es que al espacio no solo se le debe brindar mayor vigilancia e iluminación, sino que también necesita una fuerte intervención para mejorar la infraestructura.

En el sitio, la señalética está llena de grafitis, al igual que las bancas. Los tachos de basura están en mal estado, algunos de los asientos no tienen espaldares, porque han sido sustraídos, y el equipamiento deportivo está oxidado y casi no funciona.

Asimismo, quienes llevan a pasear a sus mascotas no cumplen con la normativa de recoger los desperdicios pese a las indicaciones explicativas que les recuerda hacerlo.

“Hemos pedido a las autoridades que actúen en varias ocasiones. Hemos mandado cartas a la administración zonal, y nos dicen que sí nos van a incluir en el presupuesto, pero finalmente no lo hacen”, explica Martita Carvajal, miembro del comité barrial del sector.

Esta indica que el parque sea tomado en cuenta este año y les permita a los residentes ocuparlo para la recreación.

El dato

Incidentes. El año pasado, en dos ocasiones, vecinos quemaron las motocicletas de supuestos delincuentes que cometían robos en la zona. 

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