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Festividad. La celebración formó parte del aniversario de Mulalillo.Gloria Taco

Mulalillo celebra el Festival del Tambor y el Pingullo

Una coloridad actividad para preservar la identidad cultural de la parroquia

Mulalillo, una parroquia rural del cantón Salcedo, en la provincia de Cotopaxi, celebró con orgullo su cuarto festival del Tambor y el Pingullo, una festividad para preservar y revitalizar la identidad cultural de sus habitantes.

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La celebración, que forma parte del aniversario de parroquialización —164 años de historia—, se ha convertido en un símbolo de resistencia cultural frente al olvido y la pérdida de tradiciones que aqueja a muchas comunidades rurales del país.

Raúl Solís, autoridad parroquial de Mulalillo, destacó que esta festividad busca rescatar una costumbre muy particular de la comunidad: los festejos navideños y de Año Nuevo, que se acompañan con un tambonero.

El rol del tambonero

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El tambonero es un personaje central en esta celebración. Acompañado de su tambor y a veces de un pingullo (instrumento de viento similar a una flauta), recorre las calles tocando ritmos ancestrales mientras convoca a la comunidad a participar de la fiesta.

“Hace unos años llegamos a tener hasta 12 tamboneros en el evento. Este año contamos con seis, incluso uno que viene desde fuera de la parroquia. Eso demuestra que esta tradición también despierta interés más allá de Mulalillo”, mencionó Solís con orgullo.

El evento no solo convoca a músicos tradicionales, sino también a niños, jóvenes y adultos que se visten con trajes coloridos y se integran a las comparsas. Se trata de una manifestación viva de cultura, que mezcla música, danza y vestimenta tradicional. El Festival del Tambor y el Pingullo culminará el 28 de junio, como parte de las actividades oficiales por la parroquialización

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