En el mundo de la economía y las finanzas es conocida la frase que, referida a la clasificación de los países, expresa que “los hay desarrollados y subdesarrollados; luego está Japón, que nadie entiende por qué es desarrollado, y finalmente Argentina, que nadie entiende por qué es subdesarrollado”. La respuesta, no obstante, es simple: más de 70 años de populismo peronista han logrado que una de las diez economías más prósperas del mundo esté hoy reducida a un estado de mendicidad. Es una crisis cruel reflejada en inflación y una moneda inservible, incremento exponencial de la pobreza, corrupción abierta, dependencia del 80 % de la población con respecto a las transferencias estatales y la descapitalización brutal de la economía. 

¿Es Argentina la próxima Venezuela? Luego del fracaso de Macri (causado en buena medida por la oposición peronista) el gobierno del dúo Fernández-Fernández ha sobrecargado la receta conocida de castigo a la producción. Una vez más, el éxodo de ciudadanos hacia Uruguay y el abandono masivo de las empresas hacia Brasil demuestran que la abundancia de recursos naturales y humanos no es coteja para el populismo cuando este se propone llevar a cabo su tarea de destrucción de valor.