El momento no es oportuno

Es una frase que se puede transmitir en el modo indicativo (como lo expresa el titular); en el imperativo: ¡no es el momento oportuno! y en el interrogativo: ¿no es el momento oportuno? La pregunta es: ¿para qué no es el momento oportuno? Pues: ¡para bajar el gasto público corriente que sigue subiendo!

Las autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas argumentan su caso en el imperativo, pero usan argumentos peregrinos para justificarlo. La economía está en recuperación, dicen, y no es el momento de bajar el gasto público donde los únicos grados de libertad del presupuesto representan el 11 % del gasto total. Si de anatomía forense, y no de política económica, se tratase, habría que decir que el cadáver acusa la condición de ‘rigor mortis’. Pues bien, hay que contraargumentar: ¿por qué no se puede hacer nada acerca del gasto público? ¡Pero sí se puede reducir la capacidad de los productores para invertir y de los hogares para consumir! Pensar dentro del cajón fiscal limita la visión y obrar sin imaginación es una forma sencilla de admitir el fracaso. Privilegiar los intereses de los acreedores y postergar las expectativas de los ecuatorianos no es buena política, y es mala economía.

El momento oportuno no existe si no hay la voluntad para hacerlo.