Empatía y calma

'El coronavirus está poniendo a prueba a los ciudadanos del mundo y a los ecuatorianos también. Ni el egoísmo ni la histeria servirán para salir de la crisis'.

La expansión del coronavirus en el mundo y en Ecuador es una prueba para los sistemas de salud y para la reacción de los gobiernos, pero es, sobre todo, un termómetro del nivel de civismo de las personas. No solo es cuestión de evitar la histeria y las compras de abastecimiento, que además de innecesarias son un gesto de egoísmo ciudadano.

Los ecuatorianos tienen una compleja disyuntiva que solo tiene una respuesta responsable. Entre exponerse, saliendo a trabajar (o, peor aún, manteniendo la rutina social) y afrontar un periodo no tan corto de dificultades económicas, no hay otra salida que la de quedarse en casa. Para no contagiarse, pero, sobre todo, para no ser un factor de propagación que puede resultar mortal para una buena parte de la población.

Calma y responsabilidad: esa es la única receta aceptable en el comportamiento de la población durante las próximas semanas. Exige sacrificio, supone estrecheces, pero lo que está en juego es algo mucho mayor: la salud de todos y la capacidad del sistema sanitario.

Los aciertos y los errores de otros países son el espejo al que mirarse. Y en todos lados, hay arrepentidos que dicen ahora que habrían actuado de otra forma si se hubieran tomado el tema en serio.