El Partido Demócrata de EE. UU. realizó recién su Convención (de forma virtual), para nominar a Joe Biden a la Casa Blanca. Debió hacerse en Milwaukee, Wisconsin. Por el virus chino las convenciones de ambos partidos se realizan, por primera vez en forma virtual sin fanfarrias ni oradores, desde sus casas. La convención republicana será la semana próxima. El 3 de noviembre serán las elecciones en EE. UU. Las encuestas y campaña contra Donald Trump han sido feroces. El presidente siempre ha sido el favorito, pese a Soros y los medios de comunicación, cuyos dueños son adversarios empresariales. Usan sus encuestas para influenciar en los electores, dándole a Joe Biden y Kamala Harris (comunista) aparente triunfo de hasta 8,5.

Ante la realidad, reconocen su derrumbe y revelan que Trump recorta (¿?) distancias. Tiene una base muy fuerte y fiel. La encuestadora Pew dijo que 59 % de los votantes están conformes con Trump y 42 % por Biden

Trump mantiene su política de “mano dura” contra manifestantes contrarios al racismo y la brutalidad policial.

En la encuesta presidencial (1936), entre Hoover y Roosevelt, Gallup ofreció devolver el dinero cobrado si su predicción no fuese cierta. Y devolvió.

Ciertas encuestadoras vaticinan ganadores. Imponen “sus” juicios de valor, subjetivos y tendenciosos. Crean falsas expectativas. Los arbitrios de sus “técnicos, matemáticos y expertos estadísticos” son irreales. Son como los “naipes del destino”, el tarot o la “lectura de cartas”.

Igual que los garitos y carreras de perros o caballos. “Las encuestas y las estadísticas deben usarse como un borracho utiliza un poste de luz: para apoyarse y no para iluminarse”: Andrew Lang (1844- 1912 británico).

Disraeli (1804-1881 británico) y Mark Twain (1835-1910 norteamericano), dijeron: “Hay tres clases de mentiras: las malditas, las falsas y las estadísticas”. Algunas encuestadoras y ciertos medios de comunicación desinforman. Lucran (son negocios). La “acción humana” es indetectable y subjetiva, por naturaleza.