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Roberto López: ¡Es por el calor!

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Y ya ni siquiera es por la libertad de decidir nuestro destino

“Se admite gatos”, dice el letrero en el restaurante. Usted entra con el suyo, pero resulta que solo entran gatos sin rabo. El anuncio solo era un engaño para atraer incautos. Exactamente lo mismo hace la Constitución respecto de las consultas. Le da al presidente el poder de consultar “los asuntos que estime conveniente”. Pero en el art. 441 le dice que NO puede consultar sobre el gobierno y el pueblo. ¿Cómo?… ¿Una consulta popular no concierne al pueblo? ¿Cómo se le ocurre a alguien prohibir consultas POPULARES que alteren lo atinente a pueblo y Gobierno? (Elementos constitutivos del Estado).

La prohibición del art. 441.1 (enmienda) restringe el poder presidencial de consultar ‘lo que estime conveniente’. Además de una prohibición de enmienda, es también una prohibición de CONSULTA al presidente, pues el procedimiento de enmienda concluye con el referéndum presidencial. Nos está prohibido enmendar vía consulta presidencial lo concerniente al pueblo y al Gobierno, elementos constitutivos del Estado.

Y como la CC no se ha enterado, nadie lo acepta. Incluyendo los tres sucesores de Correa, que han realizado consultas inconstitucionales. ¿Para qué? Para ‘ganarlas’ y afianzar su popularidad, sin importar si la consulta es constitucional o no. Ojo: una reforma inconstitucional que puede ser anulada por los ‘progres’ de la ONU o la OEA ‘amiwis’ de Correa, no da la seguridad institucional que el Ecuador demanda.

Horst Dippel enseña que a partir de 1776 solo se considera “una verdadera constitución” la que establece principios inequívocos, entre otros “el poder del pueblo para enmendar la Constitución”.

¿Cómo puede alguien sostener que esta ‘cárcel constitucional’ SEA MEJOR que cualquier constitución anterior? ¿La esclavitud mejor que la libertad? ¿Quién le dio el derecho a un tirano de dejarnos atados a su voluntad para siempre?

Y ya ni siquiera es por la libertad de decidir nuestro destino. ¡Es por el calor! Comenzaron los apagones. Y en Guayaquil necesitamos una constitución que permita la inversión privada en el sector eléctrico. No esta, gracias a la cual nos estamos rostizando en vida.

¡Ya!