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Luis Sarrazín: Hora de pagar

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Como es público y notorio, la ausencia del INH ha sido gravísima para la salud de los ecuatorianos

Luego del malhadado Decreto 1290, expedido de manera ilegal e inconstitucional, han pasado dos gobiernos que, víctimas de una ceguera irresponsable y casi criminal, no hicieron absolutamente nada para reparar el tremendo daño del que fuera víctima la salud del Ecuador con la desaparición del Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical Leopoldo Izquieta Pérez.

Lenin Moreno, de la manera más artera, nos pidió diseñáramos el borrador del decreto que restituiría la vigencia del INH, y nunca lo expidió; para luego, al llegar a la presidencia Guillermo Lasso, este ofrecernos que actuaría de inmediato para analizar la situación y reivindicar su existencia.

Alfredo Borrero, el morlaco mentiroso, con megáfono en mano prometió en la campaña, como candidato, que lo primero que haría al posesionarse sería devolvernos el INH, y como vicepresidente, convocó a unos 25 profesionales pidiéndonos que diseñásemos el programa de rehabilitación para ejecutarlo de inmediato, documento que una vez entregado en sus manos, miserablemente y cual vil canalla, lo arrojó a la basura.

Como es público y notorio, la ausencia del INH ha sido gravísima para la salud de los ecuatorianos, pues todos son testigos de que, gracias a su ausencia, comerciantes inescrupulosos están falsificando medicinas e importando alimentos contaminados que atentan contra la salud, ante la existencia de un Registro Sanitario documental, que como buen papel, aguanta todo. Ecuador es el basurero del continente.

Por diversas circunstancias se importaron hace dos años vacunas y ninguno de los lotes fue sometido a la cuarentena de rigor o a las pruebas tanto de potencia como de esterilidad que se practicaban en el INH.

Dejó de administrarse la vacuna BCG liofilizada fabricada en el INH, que tenía una excelente absorción y casi no provocaba reacciones adversas, para, ante su ausencia, importar la vacuna líquida, que provoca frecuentemente una reacción ganglionar en la axila del miembro en donde se la inoculó, denominada becegeitis, que muchas veces requiere de cirugía. Continuaré relatando nuestro calvario.

Y sigo andando…