Peritos imperitos

He visto graves complicaciones que tienen su génesis en informes periciales, que ni de informes, ni de periciales tienen siquiera un atisbo’.
De reciente data es la Resolución 147-2022, por la que se expidió el Reglamento del Sistema Pericial Integral de la Función Judicial. Este cuerpo normativo viene a reemplazar otro similar, dictado en el 2014 (La Jalkh époque), por parte del Consejo de la Judicatura (CJ).
Cuando pensamos en una idea de justicia, en la mala percepción ciudadana, en las críticas a un sistema lento, caduco y corrupto, lo primero que aparece en mente es la imagen de un juez.
Pero cuando profundizamos, salta inmediatamente que hay varios participantes del sistema que se llevan gratis la factura del oprobio judicial.
Sí, los peritos son parte muy importante de los errores de la justicia. Los hay de todas las clases, para todas las ramas y con todos los precios. He visto graves complicaciones que tienen su génesis en informes periciales, que ni de informes, ni de periciales tienen siquiera un atisbo.
Ni el juez ni el fiscal son sabelotodo. No tienen por qué serlo. El cargo tampoco se los exige. Para poder entender cosas complejas y fallar sobre ellas (saberes ajenos a su profesión), se deben auxiliar de quienes sí tienen -o deberían tener- altos conocimientos científicos o experiencia en ciertas áreas.
¿Cómo saber si existió o no mala práctica profesional por una muerte en un quirófano? ¿Quién es el responsable en un accidente?
Buena parte de la decisión se fundará en lo que digan los peritos. ¿Se ve la importancia?
El problema está en que para ejercer la calidad de perito en el Ecuador no se requiere verdaderamente ser experto o técnico en una materia. A lo que se reduce, según las leyes vigentes, es a que el postulante cumpla con un ‘check list’ de documentos y el CJ lo acredita. Así más o menos como meter una carpetita.
No hay una evaluación de fondo. Menos aún rigor técnico para habilitarlo. Y así pues se registra formalmente cualquiera, perito o imperito. Esto debe cambiarse de raíz. No alcanza con remozar lo que ya estaba mal. Mucha suerte con el que le llegue a tocar en su caso, por sorteo.