El deporte genera el mayor beneficio dirigido al cuidado de la salud, como un indicador de calidad de vida de la ciudadanía, aportando a la productividad y economía de los países.

¿Por qué vincular la economía y el deporte? Las personas que hacen deporte de forma recreativa cuidan su salud, rindiendo en sus actividades productivas, moviendo la economía local por el uso de vestimenta, infraestructura, movilización, alimentación, equipos para realizar la práctica deportiva, entre otros. Y en el caso del deporte profesional, educativo, asociado, universitario, competitivo, este conlleva todo lo mencionado, más la transversalidad económica que une a diferentes actores con disímiles actividades, que se concentran en torno a los eventos deportivos, convirtiéndose en un factor de desarrollo productivo y de servicios, traducido en ‘la industria del deporte’, la cual mueve mundialmente $ 500.000 millones que corresponde al 1 % del PIB mundial.

Un ejemplo de ello es la final de la Copa Conmebol Libertadores en Ecuador. Se calculaba un ingreso cercano a los $ 30 millones, movilizando entre 50.000 visitantes propios y extraños. Esto nos lleva a repensar sobre darle la característica y titulación merecida de industria del deporte, sin descuidar la parte conceptual de acción práctica de beneficio ciudadano.

Necesitamos entonces, preparar a deportistas, entrenadores y empresarios del deporte en el ámbito técnico educativo y práctico esencial de alto rendimiento, con inversión pública y privada, creando carreras académicas y espacios de gestión deportiva con la visión de consagrar glorias del deporte y práctica deportiva ciudadana en porcentaje alto, lo que llevará también a alejar de actividades delincuenciales y adictivas a la juventud.

Para ello requerimos una verdadera política nacional del Deporte, que genere competitividad, transparencia, ordenamiento y seguridad a los deportistas y atletas, a los aficionados, hinchas y empresarios del deporte, eliminando corrupción y mafias enquistadas que lucran con el deporte.