Programas de elección de escuela: la única opción

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¿Cambiará las cosas la crisis de COVID-19?

Después de años de clamores a favor del cambio en la educación estadounidense, la pandemia de COVID-19 está convirtiéndose en un catalizador para mejorar el sistema. La brecha educativa estadounidense, en especial entre los grados K y 12 (desde el jardín de infantes a la secundaria), está claramente a la vista de todos. Las diferencias en el acceso a la educación y su calidad son una de las principales causas de las desigualdades económicas, sociales y raciales que generan tanto malestar social desde Austin y Oakland hasta Portland y Seattle. Ya sea que provengan de los barrios empobrecidos del centro de la ciudad o de los suburbios, los estadounidenses con menos educación fueron los más golpeados por la pandemia y sus efectos económicos. Afortunadamente, el economista Thomas Sowell (colega mío en el Instituto Hoover) ha ofrecido una solución. En su nuevo libro Charter Schools and Their Enemies (Las escuelas autónomas y sus enemigos) muestra que las escuelas con más autonomía y flexibilidad que las escuelas públicas tradicionales están reduciendo la brecha educativa a través de opciones, oportunidades y competencia que resultan sumamente necesarias. El análisis muestra que los estudiantes en escuelas autónomas con financiamiento público y gestión privada obtuvieron calificaciones en las pruebas estandarizadas superiores a las de quienes asistieron a las escuelas públicas tradicionales. Tiene en cuenta muchos factores, como la ubicación de las escuelas. Los críticos de las escuelas autónomas ofrecen muchos motivos, pero el principal es que las escuelas públicas no quieren competir. ¿Cambiará las cosas la crisis de COVID-19? Ya hay señales positivas de que lo ha hecho: la secretaria de Educación de EE. UU., Betsy DeVos, reveló un nuevo fondo de becas de $ 85 millones en 5 años para ayudar a los estudiantes de familias con bajos ingresos en Washington D. C. a asistir a las escuelas que prefieran. Es parte del Programa de Becas de Oportunidades, la única iniciativa con fondos federales en EE. UU. para alentar la elección de escuelas. El ingreso promedio de la familias del programa es inferior a $ 27.000 al año y más del 90 % de los alumnos que lo componen son afroamericanos o hispanos/latinos. O el proyecto de ley para asignar parte del financiamiento para asistencia educativa de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por Coronavirus (Cares) a programas de elección de escuela. Pero lo más revelador tal vez sea el hecho de que muchas familias y personas están creando sus propias soluciones. Piensen en el repentino éxito de las «cápsulas» de aprendizaje (learning pods) donde los padres se unen, buscan maestros y crean una clase para los niños del vecindario. Los críticos se quejan de que es una práctica injusta, perjudicial para las escuelas tradicionales o solo disponible para quienes pueden permitirse contratar a un maestro, pero ese es un motivo mayor aún para ampliar el acceso a las escuelas eficaces y de alta calidad. Aplastar las nuevas ideas no es la respuesta. La lucha por la educación en la época de la pandemia también está desplazándose rápidamente a las cámaras legislativas estatales. Sowell señala además que «quienes desean que haya educación de calidad en los barrios minoritarios de bajos ingresos deben preguntar, una y otra vez, cuando se propongan las distintas políticas y prácticas: ¿cómo afectará esto la educación de los niños? Si nos centramos en ello, el impacto a largo plazo de la pandemia sobre la educación podría resultar extremadamente beneficioso.