Los últimos quince años fueron desperdiciados; bajo un falso nacionalismo, nos creímos autosuficientes, echamos fuera y de mala manera, a los socios estratégicos, que cuentan con los recursos financieros y sobre todo tecnológicos. También a los organismos internacionales, a la banca, a los inversionistas. Y contrario a toda norma de prudencia, no reinvertimos en actividades de exploración y fortalecimiento de nuevas reservas.

Hoy nuestro petróleo está pignorado, garantizando préstamos hasta 2024, con intereses usurarios. Nuestros pozos están declinando su producción, con pocas posibilidades de que esta aumente, y peor aún, hemos perdido credibilidad en el ámbito internacional.

Ecuador, por su alto riesgo jurídico, inseguridad en los contratos, el corrupto sistema judicial, reglas tributarias que varían cada periodo, representa una región de alto riesgo para cualquier inversionista. Nadie quiere invertir y luego sufrir menoscabos o expoliaciones en su inversión.

Una cosa es el riesgo geológico de explorar y no encontrar. Ese es un riesgo profesional, propio de la actividad. Otro muy diferente, es confiar en el país que te invita, te ofrece condiciones y luego te desaira, expulsándote o cambiándote condiciones. Nadie lo merece, resulta un timo. No obstante, hemos terminado haciendo las cosas al revés, desvinculándonos de quienes realmente pueden invertir y aumentar la producción, y confiando en contratistas menores, que lucran alrededor del negocio petrolero, sin arriesgar mucho, mientras al país se le agotan las reservas y agoniza la actividad.

El tema del gas natural es otro muy lamentable. Tenemos el campo Amistad, en el Golfo de Guayaquil, de producción decreciente, del cual se aprovechan muy pocos. Debemos concesionarlo o asociarnos para lograr una producción industrial, para potenciar mayor número de actividades y usuarios; será para la transportación pública, industria o reemplazar el uso subsidiado de combustibles fósiles. Correa se deshizo de la compañía extranjera EDC y malgastó $ 540 millones en perforar 6 pozos que nunca dieron buen resultado. La producción ha declinado y el campo nunca ha sido explotado cabal y debidamente.

Raúl Ortiz, consultor, sostiene que es el momento de corregir y volver a poner a Ecuador en el mapa petrolero mundial. Boris Abad, experto petrolero, ha demostrado cómo se quema y desperdicia, sin ningún beneficio, el gas de los pozos en el Oriente. Ese gas debe ser recuperado y comercializado para fines prácticos, sean industriales o de transportación.

Debe ser una alta prioridad aprovechar el gas natural, lograr una mayor participación de este recurso en la matriz energética del país. Son fuentes de energía alternativas, que contaminan menos y deben ser explotadas para generar electricidad, transportación y diferentes procesos industriales.

Diseñar un plan estratégico integral para una utilización más inteligente de nuestro gas natural asociado con la posibilidad de importar y reemplazar la alta dependencia de combustibles fósiles. Además, determinar la viabilidad técnico económica del Campo Amistad, junto con el gas que se desperdicia en el Oriente y complementarlo con la importación, para hacer viable todo el plan.