Todas las mentiras de campaña
El próximo gobierno va a recibir un país devastado moral y económicamente. Los ecuatorianos no queremos oír el discurso de un estadista como sir Winston Churchill, cuando en la II Guerra Mundial dijo a los ingleses: “solo les puedo ofrecer sangre, sudor y lágrimas”. Los candidatos nos han pintado un mundo irreal; tenemos derecho a saber la verdad, a ser solidarios y preparamos para los duros ajustes que se vendrán para superar la crisis.
Un 75 % de ecuatorianos no queremos volver al pasado y no hemos olvidado los últimos 14 años de delincuencia organizada y los abusos de poder. Los dos candidatos ofrecen cosas que saben que nunca se van a poder cumplir; ninguno ha tenido el coraje de decir cómo lo van a hacer, ni de dónde van a sacar el dinero para hacerlo. El problema es que nadie va a recibir nada, todos vamos a tener que hacer dolorosos ajustes y sacrificios porque tenemos que pagar la inmensa deuda de 14 años que nos dejó la corrupción. Si Arauz gana la elección tenemos de regreso a Correa, que será libre y vendrá por más; si Lasso gana, tendremos una situación ingobernable; nadie le aceptará excusas de no poder cumplir sus ofertas de campaña. Ojalá no sea otro Macri que repita el libreto de Argentina y regresen los zombis de la revolución ciudadana para tomarse nuevamente el país.
El próximo gobierno como todos, comprará tiempo, disfrutará de los honores y dará mil excusas para no asumir sus verdaderas responsabilidades. Nunca vamos a salir de la delincuencia organizada sin la ayuda de EE. UU.; a esa justicia es a lo único que estos delincuentes le temen. Los ecuatorianos sí podemos revertir esta situación en un referéndum impulsado por toda la sociedad civil para que el nuevo gobierno siga las recomendaciones de economistas y editorialistas que piden el ingreso de la banca extranjera, una reforma tributaria que premie a los que nos dan trabajo y se generen más ricos; debemos copiar el modelo de Chile, un país más desarrollado que el nuestro, con mayoría de izquierda. Ellos tienen libre comercio y libre competencia, pero el Ecuador tendría además la ventaja de ser un país dolarizado.
Juan Orús Guerra