Cartas de lectores

Los desafíos que esperan al alcalde electo de Guayaquil

Es una responsabilidad mayúscula potenciar el desarrollo de Guayaquil. ¿Cómo lo hará?

Cabalgar esta ciudad desde la silla más importante de su dirigencia pública es un gran desafío. Guayaquil patalea por todos lados, hoy más que nunca en las garras de la delincuencia común, el crimen organizado y el narcotráfico. La percepción ciudadana y la realidad mandan a que el alcalde Aquiles Álvarez tenga muy claro el apoyo que tiene que dar en el combate a la inseguridad, con un plan de respaldo específico para que la violencia social y el crimen se reduzcan drásticamente. Combatir la delincuencia y el crimen organizado es sustancial para que otros procesos y proyectos, de orden económico, social y cultural, se desenvuelvan sin la presión y perturbación de una ciudad caotizada por el hampa en ciertos territorios cogobernados, sometidos y deprimidos por amenazas a la vida comercial, individual y comunitaria. Es una responsabilidad mayúscula potenciar el desarrollo de Guayaquil. ¿Cómo lo hará? A su vez deberá satisfacer los requerimientos prioritarios: prestación de servicios públicos y construcción de obra pública de calidad, eficacia y eficiencia, arborización idónea; reactivación económica, generando empleo, promocionando el turismo. Primordialmente, dotar a todos sus habitantes de servicios básicos. El pueblo confió en él. Además de las inmensas expectativas y necesidades sociales de una ciudad que está muy lejos de ser equilibrada y equitativa. La ausencia de una verdadera planificación es palpable en el Puerto Principal, donde en ausencia de un plan maestro se dan soluciones parches.

Ec. Mario Vargas Ochoa