Estamos viviendo una real tragedia delincuencial y asesina. Los motivos por los cuales hemos llegado a estos extremos son de sobra conocidos: eliminación de la base de Manta, eliminación de visa y existencia de la ciudadanía universal, implementación de medidas sustitutivas de prisión, la ley del uso progresivo de la fuerza, la tabla de consumo mínimo de drogas, y quizá la más importante: el hecho de que el 30 % de la población le sigue dando el voto a quienes nos llevaron a este destino.

Además, la existencia de una CIDH, que extrañamente solo se inmiscuye en países democráticos de tendencia centroizquierda a derecha, quienes, como aquí en el Ecuador, declaran inocentes, con inmensas indemnizaciones, a anteriores delincuentes, y declaran culpables a los miembros del orden público que participaron en la retención/eliminación de los mencionados delincuentes. Es como que quisieran anarquizar el país, dejando la vía libre para que llegue un extremismo al poder.

David Ernesto Ricaurte Vélez