La caridad empieza por casa
Aún es tiempo de reflexionar, no dejen más monstruos a la sociedad, ya hay suficientes
Cuando una mascota ingresa a un hogar es porque ha existido la decisión de que forme parte de la familia, y es merecedora de recibir los mismos cuidados que cualquier otro de sus miembros, sin condicionamientos. Muchas personas son noveleras, en especial cuando las mascotas son cachorros y de raza particular, que influye en que algunos digan: “yo lo compré a USD XXX”. Mientras están sanos y los pueden lucir como objetos costosos, se tiran como avioneta para cogerlos pero cuando están enfermos sus dueños caen en letargo, al extremo de no interesarles lo que les pueda ocurrir al estar en la calle, solo dicen: “tiene leucemia felina, estamos esperando el día”. Esa indolencia practicada por el jefe de familia es replicada por los hijos, quienes a gritos y maldiciones cuestionan dar agua, alimento y limpiar el arenero. El pronóstico de vida de un gato con leucemia varía según cada felino, lo importante es que el tiempo que viva sea en las mejores condiciones y para ello simplemente se necesitan voluntad y tiempo. Los hijos forman su modo conductual y valores de acuerdo al ejemplo que reciben de sus padres, es válido recordar que a futuro no existirá impedimento alguno para que la misma actitud displicente la apliquen con padres adultos mayores y enfermos. Aún es tiempo de reflexionar, no dejen más monstruos a la sociedad, ya hay suficientes.
Ec. Marysol del Castillo