“Citadel repartió 32 millones del fondo policial que iban a invertirse en bonos”, titula la noticia aparecida en la edición del 17 de diciembre; titular que rechazo por falso.

Habría evidencia de que Ibcorp Investments & Business Group (Ibcorp) siguiendo instrucciones del Consejo Directivo de Isspol, adquirió Bonos Globales de deuda ecuatoriana 2028, aplicando a ello el monto de US$ 32’280.000,00 que le entregara Isspol. Es decir, los Bonos Global 2028 fueron comprados por instrucciones de Isspol, e inclusive reprogramados por el Estado ecuatoriano.

La relación que hace Expreso se vale del dictamen acusatorio del fiscal, César Suárez, que demuestra una vez más la confusión en que incurre dicho fiscal al mezclar la transacción anterior con operaciones posteriores totalmente distintas.

El hecho de que Citadel Casa de Valores haya actuado como intermediaria en la adquisición de títulos valores para Ibcorp, por aproximadamente US$ 15’000.00,00, de fondos registrados en Decevale a nombre de Ibcorp, es hecho ajeno a Isspol por lo antes indicado. Ninguna disposición indebida o no autorizada de fondos, tampoco con respecto a Decevale, ha existido, y rechazo enfáticamente que, en la supuesta defensa de Decevale, se esté elaborando una fantasiosa teoría del caso.

Finalmente, la Superintendencia de Compañías Valores y Seguros en su informe SCVSINMV-DNFCDN-2021-00038371-O, concluyó diciendo que no se ha podido determinar en relación a estas operaciones ni lucro ni aprovechamiento indebido de parte de quien fuera mi representada, Citadel, dándome la razón.

Hago votos para que el Isspol recupere las inversiones en Bonos del Estado y otros títulos valores. Citadel, ni el suscrito, han asesorado al Isspol en momento alguno para que este realice compras de bonos o cualquier otro tipo de títulos valores.

En uso de mis derechos constitucionales, apreciaré disponer la publicación íntegra de esta carta aclaratoria para que la ciudadanía esté perfectamente enterada de la verdad dentro del juicio penal, muy lejos de la “justicia” mediática, y más lejos aún de la “justicia” tuitera.

Ing. Xavier Neira Salazar