Un viaje intermitente por Ecuador la hizo desafiar el clima y adentrarse en lugares paradisíacos sin ruta programada. Fotografió todo lo que veía. Desde las caídas del sol en la ruta del Spondylus y sus viajes por la Sierra, pero también vivencias en comunidades como los Shuar.

Así Stefania Zavala, artista por vocación y aventurera por naturaleza, comenzó a vislumbrar las obras que llevaría meses más tarde a museos como el Presley Norton y el MAAC de Guayaquil.

Su creatividad la plasma en el arte textil y su soporte son las técnicas de macramé, el teñido de las fibras y acabados en acrílico que le dan un toque más realista.

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Valiéndose de ello, ha reproducido paisajes ecuatorianos en ocho obras que llegan hasta 1,50 cm de ancho y 1 m de largo y que pueden ser usadas para ambientar espacios.

Sin embargo, no se limita solo a eso. Bajo el nombre de Luah, emprende en todo lo que puede crear con su talento. Allí se incluyen trabajos personalizados para hoteles (como La Ría, en Playas) y hogares, así como proyectos en conjunto con arquitectos como Jeanina Cabal, para poner el toque artesanal.

“Más que una emprendedora, soy una artista textil que invita a tener una pieza de arte en sus casas”, afirma convencida, mientras explica a EXPRESIONES los retos de sacar adelante sus obras.

El camino

Durante la pandemia volvió a sus raíces, aunque nunca se había ido del todo. Se conectó con el arte siendo niña, cuando “bordaba con mi abuela y también estudiaba todo lo relacionado con óleo, acrílico y carboncillo en la Academia de Bellas Artes”.

Pero hubo una pausa. Mientras cursaba Gestión Empresarial Internacional en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, se involucró con Aiesec, organización no gubernamental que conecta con jóvenes y organizaciones a través de programas de intercambio internacional. Aquello le permitió viajar a doce países y vivir un año en Nicaragua para hacer voluntariado.

Emprendimientos y trabajos bajo dependencia marcaron su regreso a Ecuador, hasta que en 2020 retomó su acercamiento con el arte, pero esta vez textil. El auge de los cursos online durante la pandemia, la llevaron al macramé y el tejido. Lo aprendido fue la base para crear Luah, un lugar que, según sus propias palabras, crea “piezas decorativas que cuenten una historia, despierten un sentimiento y renueven el concepto de la decoración”.

Un guiño al interiorismo

Sobre su mesa de trabajo hay novillos grandes de cuerdas de algodón. Son parte de su nuevo proyecto, explica.

“Estoy haciendo una colaboración con la arquitecta Jeanina Cabal para un showroom donde debo hacer degradé de cuerdas de algodón de aproximadamente 25 metros de largo”, explica.

No es la primera vez que su arte se mezcla con el interiorismo y la arquitectura.

Con Luah ya ha creado piezas personalizadas para hoteles y casas donde sus hilos se mezclan con otras texturas, como madera, para dar un toque diferente a los espacios.

Con el afán de que no se pierda la tradición de tejer con nudos, Stefania imparte talleres donde enseña a tejer portavasos, cortinas, lámparas y cosas asombrosas. “Colgar algo especial que tú mismo has hecho agrega un toque único a cualquier lugar”, concluye.

Tejer Ecuador

Encontrar los proveedores de hilos para su marca le significó recorrer Ecuador. Fue en sus viajes a la Sierra donde se puso en contacto con artesanas de Guano, cerca de Riobamba, y es de una hilandería de ahí de donde hoy en día provienen sus materiales.

Empezó con paisajes de Ecuador. Los elaboró con macramé, en lugar de trazos de lápiz, y ahí está su encanto.

“En la obra del volcán (foto), por ejemplo, corté doscientas cuerdas de un metro y las anudé en un palo de madera para luego empezar a hacer las formas del paisaje a través de los nudos”, explica.

Lagos, cerros e indígenas que habitan la región son parte de los detalles minuciosos tejidos con la técnica del macramé y que luego adquieren color y matices gracias a las pinceladas con acrílico.

Su más reciente exposición fue en el evento Weya que se desarrolló en el MAAC. Allí quedó demostrado que cualquiera de sus obras hacen que resuene la naturaleza no solo en una pared sino en todo un ambiente.

Cuidado al 100 %

Para mantenerlo en buen estado, el macramé debe cuidarse. Stefania da algunos consejos:

- Mantener en interiores: De esa manera, ni los rayos del sol ni la lluvia deterioran la pieza.

- Sacudir el polvo: Sacuda la pieza de vez en cuando para que no acumule suciedad. Puede pasarle un paño seco para eliminar cualquier resto de polvo.

- Para las manchas: La mejor opción es limpiar inmediatamente (solo el área sucia) con agua tibia y jabón neutro.

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