La sala del teatro a media luz. El set montado pero aún en prueba y los actores con todo listo para hacer su primer ensayo general. Este es el contexto de la entrevista con los actores de Sin salida, obra que desde el jueves 5 de enero estará cada fin de semana en la tercera sala del Sánchez Aguilar.

La obra, una adaptación de A puerta cerrada, de Jean-Paul Sartre, tiene como protagonistas a cuatro actores ecuatorianos que nos hablan de infiernos y aceptación, dudas que todo ser humano se va planteando.

En su cita con EXPRESIONES, Érika Vélez, Alejandro Fajardo, Liss Rezabala y Lucho Mueckay junto al director Sebastián Cordero sostienen una amena charla.

Parecería que en el país vivimos en un total infierno con solo abrir las redes sociales. ¿Qué se siente vivir en un sitio así?

LM: Como si estuviera viviendo en una obra de Jean-Paul Sartre.

AF: Lo triste es que uno se va a habituando a esto, a esta parte infernal que ocurre aquí en Guayaquil. Es turro admitir que da lo mismo.

¿Sin salida hace hincapié en esta idea para que el público intente no acostumbrarse?

SC: La obra plantea justamente esto. Es una cadena de circunstancias que se repiten una y otra vez con pequeñas diferencias. Pero en el fondo tienen este efecto espejo a lo que es nuestra vida. Si lo ponemos en nuestra perspectiva, nos pasa igual. Uno sigue volviendo una y otra vez a las cosas que ocurren, problemas. Y es interesante de cómo aprendemos cosas y volvemos a cometer los mismos errores. Es algo muy humano.

LR: Finalmente, hace hincapié a que el infierno vive dentro de nosotros. Nunca se va a acabar, solo el día que aquí ya no estemos.

LM: Una de las frases justamente es ‘El infierno son los otros’, pero a mí esto me pone a pensar: ¿Cuántos infiernos hay dentro de cada uno?

En una parte de la obra todos tienen un celular y ven cómo transcurre la vida de sus personajes sin ellos. ¿Cómo sería la suya?

SC: Esa es la gran angustia que uno tiene.

EV: Sería turrísima la vida sin mí (risas).

AF: Si me pasa algo como mi personaje no tendría paz.

SC: Creo que hay un tema, el de dejar una huella. Como realizador uno quiere que su trabajo deje un impacto.

Pero hacer una película es algo que queda para siempre…

AF: Sí, esa es la parte bonita.

SC: Pero también hay algo bonito en lo efímero, como es el teatro. Porque es algo que es único y en cada presentación habrá pequeñas variaciones.

EV: Y prepárate, Sebastián, habrá muchas (risas).

¿Qué tal fue montar la obra?

EV: Nos hemos adaptado bien a la tercera sala del Sánchez Aguilar. Es más íntima. Y vamos a ver qué tal con el público alrededor porque es intimidante.

SC: Esta obra es un reto actoral porque, una vez que los actores entran a escena, no hay salida, no hay cambios. Hay diálogo constante. Son 90 minutos en personaje sin donde esconderse. Si hay un error o problema, ellos tienen que ver cómo solucionarlo, además, que todo es como un loop y pueden confundirse.

LR: Sebas cuida mucho de que digamos al pie de la letra los textos. Tenemos que estar muy pendientes de no cambiar la idea.

¿Creen que las redes sociales son el Sin salida actual?

SC: Ese es el infierno verdadero.

LC: El infierno actual es tecnológico.

EV: Así como tiene sus cosas buenas, porque nos permite difundir esta obra o buenas causas, también saca lo peor. Pero las personas creen que tienen el derecho de meterse en tu vida, en criticar.

Consideran que, porque la obra se estrena en enero, y casi todo el mundo tiene nuevos propósitos para cometer, ¿les ayude a tomar mejores decisiones?

AF: No sabemos si reflexionen, pero de nuestra parte sí vamos a plantear que el tiempo se acaba, que los errores van a quedar para toda la vida. A partir de ti puedes considerar si te corriges o no.

¿Por qué el público tiene que venir a ver la obra?

LM: Porque nos han enseñado que el infierno es una paila ardiendo, con un ser que te juzga con un trinche. Pero el infierno no está cuando estés muerto, está aquí. Y puede haber varios infiernillos en el día a día. La gente puede venir a ver la obra para, quizá, darse cuenta de cuál es su infierno más inmediato.

Así llegaron al plató

El director Sebastián Cordero detalla cómo fue la selección de los actores para esta obra, que es un sueño personal, de la cual se enamoró desde su adolescencia cuando estudió en Francia. Fue en el 2020, con su socio y productor Arnaldo Gálvez, cuando tomó forma la idea y es hasta este 2023 que llega a las salas. “Es una mezcla de varias cosas. De verdad, con cada uno de los actores ha sido distinto. A esta obra la conozco desde mi adolescencia. Los actores que hoy hacen parte llegaron de forma muy distinta, no directamente por un casting. Originalmente, íbamos a montar esta obra el año pasado, pero por la variante del ómicron se tuvo que posponer. El elenco no era el mismo”, describe.

• Érika. “Desde etapas muy tempranas sí estaban Érika y Lucho. Con ella no había trabajado antes, pero hay algo de ella que para el personaje que interpreta yo siento que funciona increíble. Hay un grado de cinismo y de ironía. Me encantó lo que ella planteó”.

• Lucho. “Me está encantando volver a trabajar con Lucho. Él fue parte de las tres temporadas de Rabia, haciendo tres papeles en cada una. Ahora es un personaje fundamental para Sin salida, pero que solo aparece en los primeros 10 o 15 minutos. Como dicen, no hay papeles pequeños. Realmente lo que le da a la obra en su última aparición es trascendental”.

• Liss. “La última en integrarse fue Liss. Entró a vísperas ya de iniciar los ensayos y yo le conocí en la obra de Javier Andrade, La forma de las cosas. Que fue una puesta en escena que me gustó mucho y precisamente estábamos buscando a una actriz”.

• Alejandro. “Alejo es otro de los actores con los que ya había trabajado en Rabia, como en tres temporadas. Él ya estaba en la mira para este papel, pero lo chistoso es que al principio yo no quería trabajar con nadie que haya estado en algún proyecto conmigo. Quería tener otras formas de hacer las cosas. Pero finalmente me dije ‘no por un capricho mío voy a sacrificar la calidad’".

Sebastián en el 2023

Con este estreno, inspirado en el texto de 1947, el cineasta realiza un viaje personal en el que descubre sus aspiraciones para este año que comienza y comentó a EXPRESIONES cinco de las más importantes.

• No parar de trabajar. Para Cordero, mantener su rutina de trabajo es tan importante como vital. Arranca el año con cuatro proyectos por estrenar y espera que lleguen más.
• Mantener una vida saludable. Una dieta equilibrada, hacer ejercicio y trabajar en sí mismo son algunos de los hábitos en los que trabajó y desea mantener.
• Leer más, mucho más. A pesar de considerarse un lector constante, afirma que aún le falta mucho por indagar y que tiene una pila de textos pendientes a los cuales dedicarse este 2023.
• Explorar proyectos más personales. Uno de sus deseos es poder imprimir en sus nuevas entregas una firma mucho más personal e íntima.
• Tiempo de calidad. “Tratar de tener tiempo para la gente que me importa”, asegura el creativo. Sentarse a descansar (cuando sea necesario) del ritmo de vida y el trabajo resulta primordial para el cineasta.