La hospitalización de la reina emérita Sofía (85) por una infección en el tracto urinario preocupó a España. Por fortuna, los problemas de salud, no llegaron a mayores y fue dada de alta, el sábado 13 de abril. A su salida de la Clínica Ruber Internacional, la madre de Felipe VI dijo: "Estoy muy bien". Salió caminando por su propio pie, luciendo buen aspecto, con rostro tranquilo y sonriente, acompañada por miembros de su equipo de seguridad.

Vistió un elegante traje marrón claro, camisa de flores y bolso blanco en la mano. Expresó estar "como nueva" y con ganas de volver a casa. Desde el primer momento, la evolución de la soberana fue muy rápida y favorable.

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Ella ha gozado de una salud de hierro. La única vez que fue ingresada ocurrió el 30 de enero de 1968, cuando dio a luz a su hijo. Todo ello pese a que en los últimos años ha tenido una intensa actividad oficial y de actos públicos. Antes de su ingreso fue una de las invitadas de honor de la boda de José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo.

Sofía se ha caracterizado por hábitos saludables.. En 1964, su padre Pablo de Grecia falleció a los 63 años, víctima de un agresivo cáncer de estómago. Una pérdida que la sumió en un doloroso duelo y por la que ha rechazado por completo alimentos que puedan perjudicar su vida. Su dieta es casi vegana. Además, combina este régimen con prácticas deportivas.

El historial médico de Sofía contrasta con el de su esposo, el rey Juan Carlos que ha tenido que ser intervenido quirúrgicamente nada menos que en 17 ocasiones por motivos muy diferentes, desde un tumor benigno en el pulmón a una intervención del corazón, pero sobre todo hay que destacar las de traumatología, que han causado ciertas complicaciones de movilidad.

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