Patricio Nardi vive en Quito y es uno de los artistas tatuadores que ha logrado que las personas sientan ese arte impregnado en su piel. “Mi experiencia y trayectoria han permitido que lo que hago sea percibido como una creación artística”, dice este hombre que se especializó en Roma y ha colaborado con importantes colegas de Europa.

Cuenta que el primer tatuaje que realizó fue un pequeño símbolo japonés en su propia pierna izquierda durante su aprendizaje en el año 2008.

Ha tatuado a muchas personalidades del medio. Entre ellas al andinista Iván Vallejo en el brazo hace 5 años aproximadamente. Para él diseñó los ojos de Buda, un símbolo utilizado para potenciar el conocimiento, la sabiduría y la compasión en quien lo lleva.

“También tuve la oportunidad de tatuar a la conductora de televisión Janet Hinostroza en dos ocasiones. Ella escogió una flor de loto y la frase ‘mujer valiente’ en la espalda. Fueron tatuajes muy especiales, diseños muy pensados y representativos”.

En España, Patricio tuvo la oportunidad de tatuar a Antonio Rigoletto, dueño de los mercados del Ninot y Sant Antoni en Barcelona, la fachada de estos edificios en sus costillas.

Comenta que entre los de mayor demanda están los que llevan frases, explica que estos son muy cotizados por la delicadeza de los trazos. También los tribales maori o polinesios tienen gran aceptación. En sus trabajos emplea varias técnicas dependiendo el estilo del diseño. “Utilizo el puntillismo, las sombras barridas o texturizadas y pequeñas tramas o líneas entrecortadas para crear volúmenes. Los equipos también me brindan las prestaciones necesarias para lo que quiero. Al igual que las máquinas rotativas inalámbricas y agujas tipo cartucho para lograr lo que quiero”.

La parte más extraña en la que trabajó fue en la axila de una clienta. “Tatué una línea recta en esa zona y lograrlo fue un verdadero reto”.