Conocido como uno de los mayores símbolos de la trova cubana junto a su compatriota Silvio Rodríguez, Pablo Milanés falleció en horas de la madrugada del 22 de noviembre en Madrid. Tenía 78 años. A finales de la década del 60 y las que siguieron, su música se paseó por toda Latinoamérica y conquistó también al mercado ibérico.

Canciones como Yolanda, Yo no te pido y El breve espacio en que no estás eran infaltables en las peñas improvisadas que se armaban luego de una farra. Eran los ‘after party’ de aquel entonces con las canciones de Milanés, Rodríguez, José José y Roberto Carlos.

En Ecuador tocó innumerables ocasiones en escenarios como el Voltaire Paladines Polo, el coliseo Rumiñahui y el Ágora de la Casa de la Cultura.

Para el comunicador y productor Agustín Guevara, se trata de una pérdida inmensa. “Se va de este mundo en el día del músico y en España, un país donde compartió con Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Luis Eduardo Aute, Miguel Ríos y Ana Belén, con quienes inclusive dejó registrado un álbum para la historia. Nos referimos a Querido Pablo (1985).

“Un hombre muy valioso, identificado con la revolución cubana”.

Para el flautista Carlos Prado, oírlo es transportarse a sus años del conservatorio, del coro y las guitarreadas de la antigua Alianza Francesa. “Es recordar una época en que soñábamos tantas cosas, en que teníamos la fuerza, los anhelos y la ingenuidad de la juventud. Lo vi en el Coliseo Cerrado y me quedé ronco cantando sus canciones, nos acompañaron sus letras a sumergirnos en la vida”.