'La madre de la novia' con Miranda Cosgrove, ¿vale la pena verla?
Las actuaciones demuestran que no todos los actores son capaces de llevar al éxito una farsa.
Comedia romántica que ofrece Netflix a sus suscriptores, quienes la han llevado al quinto puesto de las películas más vistas en Ecuador. Y, si bien es cierto que La madre de la novia tiene una presentación agradable, fresca, juvenil y visualizada con una gran cinematografía, también deja la sensación de que es una promoción turística de Phuket y Phang Nga, lugares de sol, playa y buena vida.
Otro de los problemas que enfrenta la cinta es su poca originalidad. Esta se refleja en la artificialidad que ostentan sus parlamentos, tan escasos de “chispa”, que solo provocan dos risas en los 90 minutos que dura la exhibición.
No obstante, hay secuencias rescatables: la puesta en escena de la petición de mano, en la que la iluminación, el colorido y la música generan total romanticismo. Lo mismo sucede con las escenas nocturnas y ese escuchar de Mona Lisa, la canción de Ray Evans y Jay Livingston para la película Después de medianoche (Captain Carey U.S. A.), que ganase el Óscar a la mejor canción de 1950. Al ser grabada por Nat King Cole, se convirtió en una de las más populares de aquella década. Puede oírla en YouTube.
Las actuaciones demuestran que no todos los actores son capaces de llevar al éxito una farsa. Miranda Cosgrove es a momentos intolerable por su continuo quejar hacia su madre y el hecho de aceptar todo lo que le “ordena” Camala. Teale es poco menos que una sombra que surge de vez en cuando. Acierta Rachael Harris por el buen manejo de sus parlamentos.
Finalmente está Brooke Shields, que -al igual que siempre- ilumina la pantalla, aunque ya no guarde la extraordinaria hermosura de su niñez y adolescencia -la conocí y seguí viéndola a través de los años, desde que en 1976 subió a la Sala de Prensa de los Óscar, acompañando a George Burns que había ganado la estatuilla por La pareja dispareja-. Tan preciosa era que olvidamos a Burns y nos dedicamos a contemplarla, solo tenía 11 años de edad y ya asombraba. En los 80 era la belleza reinante del cine.
A Bratt, hijo de madre peruana, lo tratamos cuando era pareja de Julia Roberts. En La madre de la novia cumple con solvencia su rol.
El argumento
Lana Wilson (Brooke Shields) es una bella científica. Su hija Emma (Miranda Cosgrove) estudia en Londres y se ha convertido en poderosa influencer. R.J. (Sean Teale), su pareja, le propone casarse. Accede y vuelve a los Estados Unidos para informárselo a su madre. Aunque esto la aflige, acepta la idea: ir a Tailandia a un lujoso resort y ayudar a los preparativos de la ceremonia, de la recepción.
Ya en el balneario se da cuenta, con desagrado, que no tiene nada que hacer… todo estará dirigido por Camala (Tasneem Roc), ejecutiva de las firmas que auspiciarán la boda a fin de mostrar sus mercancías a través de la popularidad y seguidores que tiene Emma en las redes sociales.
Y como si eso fuera poco, resulta que Will, padre del novio (Benjamín Bratt), fue quien desgarró el corazón de Lana cuando, sin decir palabra alguna, desapareció de su vida, 30 años atrás.
La tía Janice (Rachael Harris) interviene y uno de sus consejos es que acepte el romance que le propone un joven doctor en medicina, Lucas (Chad Michael Murray).
Calificación: **1/2
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