No es ninguna sorpresa que la monarca siempre ha querido que el Castillo de Windsor sea su residencia oficial hasta su muerte y ya ha tomado esta importante decisión, así lo informaron fuentes institucionales.

Desde que estallara la pandemia, la reina y su marido, el duque de Edimburgo, decidieron establecerse en Windsor, donde fueron atendidos por un grupo reducido de personal. A pesar de la mejora de la situación, la monarca no quiso abandonar su retiro en la zona.

Para Isabel II, Windsor le trae buenos recuerdos, pues allí vivió cuando aún era una princesa, pasó tiempo en el castillo junto a su hermana, la princesa Margarita, además de que su esposo está allí enterrado, por lo que es entendible que quiera estar cerca.

Probablemente su actividad presencial se limite al máximo y se opte por encuentros telemáticos. No hay que olvidar que la monarca tiene 95 años y que eso también puede ser un freno para sus compromisos. De la misma manera, es probable que pueda visitar Buckingham de manera puntual, pero deja claro que su intención es no dormir más allí.

El palacio de Buckingham se encuentra en medio de una importante reforma, cuyo coste supera los 400 millones de libras y que tiene por objetivo actualizar las instalaciones del complejo.

Aunque por ahora el príncipe Carlos permanece en Clarence House, se sabe que su deseo es trasladarse a Buckingham cuando sea rey, ya que para él, este palacio es el símbolo visible de la Corona en la capital de la nación.