Ignacio López Tarso, quien murió a los 98 años a causa de un paro cardíaco, tuvo una vida plena en lo profesional, pero también en lo personal. El más grande de todos sus amores fue el que sostuvo con Clara Aranda, sobrina del ingeniero López Bermúdez, a quien conoció en una oficina del PRI y por la que sintió amor a primera vista.

El actor mexicano definió a Clara como “una chamaquita pueblerina, bonita, bien hechecita, tenía bonitas piernas, bonitos ojos y bonita boca”. Logró convencerla para cenar juntos y así llegaron a tener un romance, que pronto se formalizó en un noviazgo y tiempo después llegaron al altar. La felicidad se completó con el nacimiento de sus tres hijos: Susana, Gabriela y Juan Ignacio López Aranda.

Aunque no siguió sus pasos, Susana sí heredó el gusto por la cultura de su papá y es una destacada periodista y escritora. Una de sus obras más importantes es Hablemos de teatro, un texto biográfico de su progenitor, quien siempre la llenó de halagos al considerarla muy rigurosa y dedicada en el trabajo de investigación.

El único de los hijos que siguió sus pasos fue Juan Ignacio Aranda, quien nació en 1962 y también ha logrado una carrera exitosa en la actuación.

En el séptimo arte debutó en 'El color de nuestra piel' (1981), del director Alejandro Galindo. Destacó en 'El otro' (1984) de Arturo Ripstein, 'Fidel' (2002) y 'El crimen del padre Amaro' (2002) del director Carlos Carrera.

Está casado con Leticia Montaño, con quien tiene dos hijas, Sofía y Jimena. Juan Ignacio tenía planeado realizar una gira con su papá. Gabriela es la hija menos conocida, pues mantiene un ‘low profile’, aunque el primer actor reveló que ella lo ayudaba mucho en su día a día.