“Cuando las mujeres se unen para trabajar, se siente una vibra diferente”, piensa en voz alta Daniela Guzmán (46 años). Habla desde la experiencia. Ella se adapta a proyectos en los que las protagonistas son de diferentes generaciones.

Desde hace ocho años es copropietaria de Vitrina 593, una tienda que reúne a emprendimientos ecuatorianos y en el que el 98 % son liderados por el poder femenino.

Pero eso no es todo. Hace meses, es parte de los episodios del pódcast Lo bueno se comparte, un espacio que busca la reflexión y el aprendizaje de lo que han vivido otras.

Así van sus días, en constante movimiento, conociendo gente talentosa y que pone en alto lo ‘hecho en Ecuador’. Reconoce que el camino no ha sido fácil, pues a la tienda, sobre todo, le tocó desafíos como el terremoto, la pandemia, los paros y demás...

Pero fue justamente en esos momentos, cuando reinaba la incertidumbre, cuando sobresalió el trabajo hombro a hombro que le dejó tantos aprendizajes.

Son esas lecciones de vida y ese ejemplo de superación los que hoy comparte con EXPRESIONES.

En defensa de lo hecho en Ecuador

Daniela es comunicadora por vocación, y lo saca a relucir donde quiera que se desenvuelva. Como la mayoría, ella empezó trabajando bajo dependencia. Así estuvo aproximadamente por 20 años en áreas de marketing, ventas y servicio al cliente. Sin embargo, aprendió a despedirse de los proyectos grandes y prefirió aferrarse a los más personales.

“Era el 2010, y en esa época yo ya tenía 3 hijos (actualmente son 4). Preferí dejar de trabajar para enfocarme en mi hogar, y así estuve cinco años...”, cuenta. Y añade: “Siendo honesta, cuando ellos ya estaban un poquito más grandes, yo, como mujer, sentía la necesidad de trabajar, de ser proactiva”.

Inició como freelance, hasta que se juntó con una de sus grandes amigas, Liliam Leones, y juntas decidieron sacar un proyecto. “En menos de tres meses, abrimos Vitrina 593 en vía a la costa. Creo que ser grandes amigas nos hizo confiar en el potencial de cada una. Lili se encarga de la parte financiera y yo manejo las marcas, el visual merchandising, servicio al cliente... Y hasta aparezco en los reels”, dice con la simpatía que la caracteriza.

Se trata de una tienda multimarca, pero con un toque diferenciador. “Desde el día uno hasta la actualidad, el concepto se ha mantenido, y es que esta tienda sea un espacio para emprendedores que estén haciendo cosas en Ecuador”, dice orgullosa.

Para empezar, se recorrieron todas las ferias con el fin de escoger marcas. Arrancaron con 30. Luego el panorama cambió. Antes de la pandemia eran más de 100 y actualmente son 87 los emprendimientos que se exhiben en sus vitrinas. Moda, belleza, salud, fitness, cosas para el hogar y más son los rubros que agrupan. El éxito fue tal que pudieron abrir un segundo local, esta vez en Samborondón.

“Promocionar lo hecho en Ecuador nos costó. El desafío es cambiar el chip de la gente que no valora lo local. Hay quienes piensan que por ser hecho en nuestro país tiene mala calidad o debe tener un menor precio”, afirma. “Luego, vinieron más retos... El terremoto, después la pandemia, los paros...”, agrega. Producto de la crisis que azotó a todos en 2020, tuvieron que cerrar el local de vía a la costa.

A pesar de las vicisitudes, hoy se enorgullece del auge que ha tenido el consumo local. “Desde la pandemia se ha visto un cambio. Hay quienes llegan y se maravillan de todo lo que se hace en nuestro país. Tenemos mucha gente creativa y talentosa... Creo que mientras el consumidor siga escogiendo productos locales, se allana el camino del emprendedor para llegar más lejos. Todo es una cadena”.

Hombro a hombro

A Daniela le gusta hacer comunidad. No solo desde las redes sociales (seguramente usted se habrá topado con un reel de ella en Instagram), sino también presencial. “Hay veces que llegan varias emprendedoras a la tienda, y esto es una gozadera”, dice entre risas.

Si hubiese continuado trabajando bajo dependencia, se hubiera perdido de conocer tantas historias valiosas y de lucha. “Hay quienes han pasado por cáncer, divorcios, depresiones severas... Y ahí están, sacando adelante su sueño”.

Y para eso Daniela tiene un mantra al que llama Hombro a hombro.

“La mejor forma de trabajar es sumando esfuerzos”, dice. Y es algo que lo logró no solo con Lilliam, su socia y comadre, y con Ámbar y Miriam, las dos mujeres que las asisten. A ellas se sumó el empuje de las que son propietarias de los emprendimientos que se exhiben en la tienda.

Escoger la huella

Tener un propósito personal hace que esta guayaquileña no tire la toalla a ningún proyecto. “Siempre hay alguien que te está viendo. Por eso me gusta hacer las cosas bien, con amor, pensando siempre en el bienestar general... Y escogiendo la huella que uno quiere dejar. Yo escojo la positiva”, expresa.

Le satisface lo que se ha logrado. Ella y Liliam determinaron que, a través de las marcas que tienen expuestas en Vitrina 593, en estos años de negocio, se han generado 700 empleos directos e indirectos. Además, con los empaques eco-amigables que entregan en el local, se ha evitado el uso de más de 8 mil fundas plásticas.

Ese tipo de cosas es lo que más la gratifica. “Valoro el granito de arena que se ha ido sembrando... ¡Y qué gusto apoyar a más mujeres! El éxito de una se vuelve el de todas”, concluye.

Nace el pódcast

Conocer esas historias inspiradoras la llevaron a lanzar hace unos meses, junto a su amiga Belén Pástor, el pódcast Lo bueno se comparte. Actualmente, hay doce episodios que se han transmitido por Spotify.

La idea es entrevistar a quienes quieran compartir cómo lograron superar las caídas que han tenido en el camino, para guiar al resto. “Ya nos han escuchado hasta en Arabia Saudita”, dice sorprendida.