La frase más poderosa que alguna vez encontré en un libro fue en La insoportable levedad del ser de Milán Kundera: ‘La felicidad es el deseo de repetir’”, reflexionó el poeta guayaquileño Luis Castro.

Al igual que él, cientos de escritores y lectores se han sumado a las reflexiones sobre la obra del afamado autor, que murió esta semana a los 94 años.

Kundera nació en el extinto estado de Checoslovaquia en 1929. Fue pianista, cineasta y docente hasta 1970, cuando su expulsión definitiva del partido comunista checo y la prohibición que enfrentó su obra lo llevaron al exilio.

En 1975 se instaló definitivamente en Francia, donde retomó la docencia y la escritura. Aunque Kundera había publicado desde 1967, cuando lanzó su primera novela, ‘La broma’, no alcanzó la fama hasta 1984, cuando ‘La insoportable levedad del ser’ vio la luz.

El lanzamiento de ese libro marcó un giro definitivo en su carrera. En esta, Tomás, protagonista de la historia, reflexiona sobre la fragilidad del destino de una persona, resaltando cómo la vida de un solo individuo carece de importancia dentro del concepto del eterno retorno de Nietzsche.

“En sus libros, Kundera hizo una exploración profunda sobre la humanidad. Nos ayudó a encontrar un camino entre lo absurdo del mundo y a indagar en nuestra identidad”, afirmó la escritora Karina Sáenz.

Para el docente de la Universidad Casa Grande, Héctor Bujanda, el autor “fue el maestro de varias generaciones de escritores que aprendieron, leyéndolo, el arte de quitarle peso a la forma narrativa, haciéndola leve y ligera, como diría Calvino, pero capaz de plantear los dilemas más profundos y los planteamientos más incómodos”.

Curiosamente, Kundera era reacio a conceder entrevistas y dio muy pocas a lo largo de su carrera. Prefería dejar que sus obras hablen por él.

Además de sus novelas, entre las que estaban ‘La inmortalidad’, ‘El libro de los amores ridículos’ y ‘La ignorancia’, este también dejó cuatro libros de ensayos, entre ellos ‘El arte de la novela’, donde discutía su propia relación con la literatura.

Para el escritor Alberto Chimal, el libro es uno de sus más memorables, permitiendo al lector mirar al interior de un hombre complejo, que le huía a la superficialidad.

“Esa sensación de encierro, de existir en un entorno amurallado e intolerante, puede parecer un síntoma de la vejez, pero no es así. Es la historia de millones de personas en el siglo de Kundera, obligadas a padecer la violencia física y mental de las dictaduras de todo signo, que contiene la misma desesperación, la misma necesidad de una alternativa. Kundera creyó encontrarla en la literatura”, dijo.

El escritor falleció sin obtener el ansiado Premio Nobel de Literatura, para el cual se rumoró su nominación desde los años noventa. Sin embargo, deja un legado literario difícil de olvidar.