Toño Azpilcueta pasa sus días entre su trabajo en un colegio, su familia y su gran pasión, la música criolla. Un día, una llamada le cambia la vida.

Se trata de una invitación para ir a escuchar a un guitarrista desconocido pero talentoso, Lalo Molfino. Ese día el docente enloquece por los valses, marineras, polkas y huainos peruanos que interpreta el músico y decide investigar más, viajar a su lugar de origen y conocer a este personaje esquivo.

No es solo que está impresionado, sino que en la música del artista, Toño encuentra la seña de identidad de todo un país, y escondido en sus ritmos, un elemento capaz de provocar una revolución social, de derribar prejuicios y barreras raciales para unir al país fracturado por la violencia, en un abrazo fraterno y mestizo. Lea además: "El patrimonio de Mario Vargas Llosa tras sus rupturas sentimentales"

En ‘Le dedico mi silencio’, la más reciente novela del nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, la música es una excusa para volver sobre un tema que siempre lo ha obsesionado: la construcción de las utopías.

“El vals, nacido en los callejones de Lima, integró al Perú. Aquí cuento esa historia, y con ella agradezco un secreto amor que me ha acompañado toda la vida: el que siento por la música criolla y, en especial, por el vals de mi país”, ha dicho en una entrevista en España el autor de 87 años.

La novela transcurre a principios de la década de los noventa, en plena ofensiva terrorista de Sendero Luminoso, en un país fracturado y asolado por la violencia. La música parece entonces que “podría ser aquello que recuerde a todos los que conforman la sociedad que, por encima de cualquier otra cosa, son hermanos y compatriotas”.

Los referentes de la música criolla, como Chabuca Granda, Óscar Avilés y Felipe Pinglo Alba, aparecen en la novela al lado de músicos cholos y zambos de vida desastrada. También hay letras de canciones.

Y es que la novela es un híbrido entre la ficción y el ensayo, pues el protagonista se empeña en escribir la biografía ‘Lalo Molfino y la revolución silenciosa’, por lo que a la par de la narrativa, el autor cuenta mucha historia peruana, que se remonta a los tiempos de la Conquista y que llega hasta las primeras décadas del siglo XX, época en que el vals peruano tuvo su origen.

“Allí, en los callejones, nacieron los primeros grandes guitarristas y cajoneadores del Perú, así como los mejores bailarines de valses, huainitos, marineras y resbalosas [...] Quién hubiera pensado que los callejones de Lima serían el mundo natural de esta música, que allí florecería y poco a poco iría empinándose en la vida social hasta ser aceptada por la clase media y, más tarde, incluso la nobleza y los ricos”, reflexiona en la obra.

La investigación, señala el escritor, tomó años, y contó con una extensa recopilación de textos que había ido guardando desde hacía décadas.

“Como hago siempre, me documenté y leí mucho, tanto sobre el origen de la música peruana como sobre todo lo que la rodea, el aspecto artístico y el social, y, también, sobre el país, sobre la clase media peruana, sobre la huachafería... En un viaje al norte en 2022 aproveché para hablar con algunos músicos y fui a una peña. Siempre necesito investigar bien los asuntos de los que escribo, aunque luego me tome todas las libertades de un novelista”.

Una de esas libertades es plantear la música, a través de Toño en la utopía de generar, a través del arte, una idea de país.

Y tras un emotivo cierre, el autor concluye despidiéndose de sus lectores, pues ahí anuncia que esta será su última novela. 

Título: Le dedico mi silencio. Género: Novela. Editorial: Alfaguara

BIOGRAFÍA DEL AUTOR. Nació en 1936. Considerado uno de los más importantes novelistas y ensayistas contemporáneos, sus obras han cosechado numerosos premios, entre ellos el Nobel de Literatura. Entre sus obras más conocidas están ‘La ciudad y los perros’, ‘Los cachorros’ y ‘Conversación en la catedral’. 

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡Suscríbete aquí!