Aún no cuenta con oficina propia, por lo que María José Félix recibe a sus visitantes en su área favorita del Museo Municipal de Guayaquil, las salas de exposición del tercer piso. Ahí, junto a sus pocas pertenencias, un cactus y un par de piezas pictóricas creadas en su tiempo libre, diseña lo que se convertirá en el futuro Plan Cantonal de Cultura de la ciudad.

Asume la Dirección de Cultura tras una gestión de veintiocho años en manos de su predecesor. ¿Qué se priorizará en la lista de pendientes?

Hay procesos administrativos que son prioridad, entre los que está el Plan Cantonal de Cultura y un proyecto de ordenanzas para la gestión cultural de la ciudad que están en proceso. Quedan dos meses antes del cierre fiscal, y me concentraré en esto y en los planes que tenemos para 2021.

¿En qué consiste el Plan Cantonal de Cultura?

Tiene varias aristas, entre las que está la gestión efectiva de los espacios públicos, la vinculación con la comunidad, la optimización de nuestros espacios e incluso la creación de un fondo de fomento a la cultura en el que estamos trabajando.

Una de las críticas a la administración previa era las trabas para las intervenciones artísticas en los espacios públicos de la ciudad. ¿Esto cambiará?

Dentro de la visión de la actual Alcaldía está la vinculación con la comunidad y para el próximo año estamos trabajando en un inventario de los espacios públicos de la ciudad, y en propuestas para llevar contenido cultural a los barrios. La primera iniciativa, Letras Vivas, se presenta esta semana y se trata de la intervención del espacio público con contenido literario.

Esta propuesta es parte de un plan de fomento a la lectura que incluirá kioscos de libros en varios puntos de la ciudad y la creación de bibliotecas comunitarias en los barrios.

Sin embargo, la Dirección de Cultura también se ha enfrentado a un recorte presupuestario que incluso llevó al cierre del programa editorial. ¿Cómo se llevarán estos planes a cabo sin mayor presupuesto?

Llevando a cabo un trabajo vinculado con la empresa privada y el Estado. Justo conocí a la ministra de Cultura, Angélica Arias, que me parece una mujer muy preparada, y es necesario que se trabaje en conjunto para sacar adelante nuestros proyectos.

En el caso de las bibliotecas, estamos haciendo una readecuación de la Biblioteca Municipal que incluye la donación de ciertas colecciones para estos espacios comunitarios.

Una de las principales complicaciones para el Estado es monetizar la cultura y que esta aporte realmente al PIB. Desde lo local, ¿cómo se plantea este reto?

Como gestora, he vivido de primera mano las dificultades de vivir del arte, y este es un eje que tenemos como prioridad. Además del proyecto de fondos de fomento, esta semana lanzamos el Reto Cultura, que tiene como fin impulsar el emprendimiento cultural, y en el que también ofreceremos a los creadores talleres de marketing y modelo de negocio. Adicionalmente, vamos a aprovechar los beneficios tributarios aprobados que proponen rebajas tributarias a quienes patrocinen actividades culturales.

En el pasado, la Dirección de Cultura ha sido calificada como elitista y cerrada por los artistas locales, ¿es necesario hacer un cambio de imagen?

Claro que sí, y es lo que ya hemos empezado a hacer, no solo con una renovación de la imagen en sí, sino también con la realización de mesas de trabajo que incluyan a todos los actores culturales, incluidos a los independientes, que en los últimos años han gestado proyectos interesantísimos para la ciudad. Queremos que esta nueva etapa se haga de manera conjunta y consensuada, escuchando a todos.

¿Qué sucederá con los festivales emblemáticos del Municipio como el FAAL, Musimuestras y Teatromuestras?

Los festivales tendrán un giro importante, pues es hora de que se adapten a la contemporaneidad y a la tecnología. Se los evaluará y se los trabajará de acorde a nuestra visión. La cultura tiene muchas aristas y tenemos que ir respondiendo a las distintas audiencias que tiene la ciudad, no solo a un grupo específico, sino a lo que buscan los jóvenes, los niños, y las personas de la tercera edad.

Hay otras áreas en las que también se deben hacer cambios, como el tema de género, por que también trabajaremos de la mano con la Dirección de la Mujer para ser un espacio verdaderamente incluyente.

¿Habrá entonces espacio para propuestas previamente minimizadas como la performance, la instalación y el arte urbano?

Sí. Queremos construir una esfera cultural que incluya la gestión independiente. Es hora de que todas las iniciativas culturales sean validadas dentro de la institución y de que tengan un espacio. Queremos que los gestores y creadores se acerquen a nosotros.

Ha dicho que la tecnología será una parte importante de este proceso. ¿Cómo?

Durante la pandemia nos dimos cuenta que no contábamos con contenidos digitales ni la capacidad de armarlos sobre la marcha. Eso tiene que cambiar. Los mejores museos del mundo están en línea y es algo que nosotros también haremos con nuestros espacios. También empezaremos a trabajar en la digitalización de las colecciones de la Biblioteca Municipal, sobre todo de los libros incunables, que deben ser accesibles para investigadores y estudiantes. Adicionalmente, tendremos una tienda en línea donde se podrán adquirir los libros en venta que tenemos.

¿Por qué cree que esta transformación hacia la contemporaneidad ha tomado tanto tiempo en llevarse a cabo?

La transformación siempre toma su tiempo. Yo valoro el legado y el trabajo que ha quedado para la ciudad desde la Dirección de Cultura, sobre todo en el campo de la investigación. Nuestra visión es que es hora de que nos adaptemos a las nuevas tecnologías y es un eje fundamental de nuestra propuesta de trabajo.

Como artista, ¿cuál quisiera que fuera su legado para la ciudad desde este puesto?

Soy muy afín a las artes plásticas. Es el área en la que he desarrollado mi vida, sin desmerecer a las otras artes. Mi meta es contribuir con la creación del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de la ciudad. Es mi sueño que este proyecto se retome, y que Guayaquil tenga un lugar de exposición permanente desde donde conocer su historia en el arte.