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Muestra. Dos personas miran una de las obras que se exhiben en Ámsterdam.EFE

La ciudad de Delft, exhibe en una muestra el mundo íntimo de Johannes Vermeer

Un museo exhibe objetos y documentos personales del artista. El lugar fue la residencia del ‘Padre de la Patria’ neerlandés

Delft es una ciudad pequeña que mantiene la magia del auténtico paisaje neerlandés: bañada por canales en los que la luz refleja la sombra de los árboles; la iglesia y la plaza definen su casco antiguo, los edificios geométricos encajan unos en otros, y los ciclistas y viandantes cruzan pausadamente sus callejuelas. Pero la vida en Delft transcurre también entre historias de eventos que marcaron el pasado y se rememoran en el presente de Países Bajos.

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Uno de ellos involucra al artista Vermeer (1632-1675), quien definió el siglo XVII. El Museo Prinsenhof acoge hasta el 4 de junio una exposición centrada en la vida del pintor, su red y su relación con la ciudad, esbozando una imagen del clima artístico, intelectual y social del Delft en el que creció el maestro, el esposo, padre, yerno, empresario y vecino.

No se muestran pinturas de Vermeer, que en su mayoría están hoy en la exposición estrella del Rijksmuseum de Ámsterdam, pero se hace un recorrido por el Delft de Vermeer a través de un centenar de objetos y materiales de archivo relacionados con su vida: certificados de matrimonio, inventarios, testamentos, mapas, artículos para el hogar típicos, obras de sus contemporáneos, y cerámicas y tapices típicos que el pintor incluyó en sus cuadros.

Vermeer nació en Delft en una confesión calvinista, y se casó con Catharina Bolnes, una joven católica con la que tuvo 11 hijos a los que bautizó en la fe de su esposa, y otros cuatro que fallecieron antes de ser bautizados. El Prinsenhof pone el foco en personajes del entorno inmediato de Vermeer: su suegra Maria Thins, su colega pintor Leonaert Bramer, el notario de la familia, Guillermo de Langue, los coleccionistas Maria de Knuijt y su marido Pieter van Ruijven, además del maestro panadero Hendrick van Buyten, famoso amigo de Vermeer.

  • El Rijksmuseum de Ámsterdam tiene en estos días una exposición de 28 de sus 37 pinturas. El éxito de la muestra es evidente: el museo ha vendido ya 200.000 entradas por adelantado.
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Además de la exposición, se suman una serie de eventos y actividades sobre Vermeer en la ciudad: la Iglesia Antigua muestra una serie de fotografías de sus pinturas reelaborados con modelos de la era moderna; y el Centro Vermeer reproduce 37 obras de Vermeer y expone su silla, o una “cámara oscura”, un dispositivo óptico que dio forma al estilo fotorrealista del pintor, introducida al artista por la orden jesuita de la ciudad.

Janelle Moerman, del Prinsenhof, admite que Vermeer es un personaje tal que el museo puede permitirse “dedicarle toda una exposición sin incluir ni una sola de sus obras”.

LA CASA DE GUILLERMO DE ORANGE

El Museo Prinsenhof fue previamente el Monasterio de Santa Ágata, donde Guillermo de Orange, reconocido como el ‘Padre de la Patria’ y nacido en 1533 en Dillenburg (Alemania), se mudó en 1572. Sus desacuerdos con Felipe II llevaron al rey español a poner precio a su cabeza, con varios intentos de asesinato fallidos, relata Dick Stammes, guía y escritor neerlandés, durante un tour sobre los secretos históricos de Delft. Todo cambió en julio de 1584: Guillermo, apodado el Taciturno, se dirigía a sus aposentos tras almorzar con un alcalde en Prinsenhof, cuando el francés Balthasar Gerards lo mató a tiros. Los agujeros que dejaron las dos balas se mantienen intactos, enmarcados y sin gran protección, perforados en la pared derecha de la escalera hacia la primera planta del museo. Así, esta primavera, los curiosos pueden seguir en Delft el rastro al pintor de ‘La joven de la perla’, mientras conocen a Guillermo de Orange, fotografían casas que parecen flotar en los canales, compran tulipanes y se toman un refresco bajo la luz de la ciudad de Delft.